La dificultad que enfrentará el Partido Acción Nacional para escoger a sus rostros más populares, conocidos y competitivos apenas comienza tras la confirmación de que será a través del método de designación, y no por auscultación, como surjan esas candidaturas.
En el imaginario de un segmento del panismo estaba la presencia de Fernando Manzanilla Prieto detrás de las decisiones de la presidencia con licencia, Genoveva Huerta, que ella misma terminó por confirmar.
Hace cuatro semanas que se tomó la decisión de llevar como candidata a la presidencia municipal de Santa Clara Ocoyucan, a quien regresó a las tareas de medios de comunicación como Sandra Izcoa.
A la virtual candidata a la presidencia de esa demarcación, en donde Antorcha Campesina domina la escena, no se le puede regatear capacidad en la esfera en la que todos la conocen. La tarea partidista es otra cosa, sin embargo.
La ruda negociación que supone tener como interlocutores a esa agrupación de carácter fundamentalista o con otros factores de poder en una demarcación de enorme plusvalía por los desarrollos inmobiliarios requiere meses de trabajo, conocimiento y táctica política.
Tan eficiente es Izcoa en medios que la ahora responsable del área de prensa del Comité Estatal del PAN también tiene otra responsabilidad: el manejo de redes sociales del excuñado de Rafael Moreno Valle, diputado en el presente de un partido confesional como Encuentro Solidario.
Huerta y Manzanilla asumieron que fue creíble el supuesto pleito a través de Twitter que protagonizaron el viernes de la semana pasada, pero fallaron en el intento, según distintas voces de ese aparato partidario.
La influencia de uno sobre la otra nada tiene que ver con ausencia de empoderamiento de la mujer que despacha en las oficinas del PAN, como de manera artificiosa ha querido hacer ofrecer; mucho menos violencia política de género.
Enarbolar una bandera como la lucha por el feminismo, la emancipación de la mujer y promover condiciones de igualdad entre ambos géneros en una mujer que no movió un dedo para sacar la cara por féminas que vivieron el oprobio del morenovallismo la descalifica. Apostar por la desmemoria insulta la inteligencia.
La panista y el diputado federal indefinido ideológicamente tienen un pacto: es el juego de la política mal habida. La ambición política de uno y la falsaria defensora del género son presas de una condición: el juego del poder que obnubila sin distinción a mujeres y hombres. Iguala los géneros, nubla la vista, entorpece el equilibrio y vence a la razón.
Los dislates cometidos en las últimas semanas en Puebla capital para cerrar el paso a Eduardo Rivera Pérez; imponer candidato en San Andrés Cholula sin el apego y arraigo y experimentar en Santa Clara Ocoyucan es apenas el esbozo de la pesadilla que están por vivir.
Ya bastante difícil ha sido construir un argumento sólido y convincente frente a los escépticos panistas que han planteado enojo o reservas frente al maridaje que el PAN tiene con el PRI y PRD. La lógica no parece ser el concepto más recurrente en esta coyuntura.
@FerMaldonadoMX
Parabolica.MX por Fernando Maldonado