Avanzan los días y la probabilidad de que el empresario José Chedraui Budib se convierta en el candidato a la presidencia municipal, se desvanece en medio del convulso escenario de definiciones.

De nada valió el autodestape que hace dos fines de semana hizo a través de su cuenta de Facebook, en el que ofreció “trabajar de la mano de los ciudadanos”.

Curiosa forma de hacer política de este personaje de la escena local que ofreció ciudadanizar la tarea política, mientras su hoja de vida dicta lo contrario: su vínculo con cúpulas de grupos de poder lo han evidenciado como un acomodaticio negociador en los más altos niveles.

Ejemplos varios, pero quizá el que mejor lo perfila es un su más reciente nombramiento como integrante del Consejo Empresarial Asesor de Andrés Manuel López Obrador, junto a otros empresarios poblanos, con una salvedad: de todos, sólo él levantó la mano para competir por la capital y por una coalición opositora al partido del presidente que asesora.

Chedraui Budib es santo y seña del modelo de la política pragmática que no tiene duda en negociar con quien haya que hacerlo con el propósito de obtener prebendas y utilidades: ganar-ganar es la máxima.

Parta de la biografía del aspirante a la candidatura está escrita en la columna publicada por el autor en e-consulta.com bajo el título: El incómodo amigo presidencial.

En la Ciudad de México, los panistas en torno a Marko Cortés tienen claro que la postulación del personaje no transita. No lo ven suyo con todo y la cercanía y amistad que mantuvo con el matrimonio Moreno Valle-Alonso Hidalgo.

Los esfuerzos de Genoveva Huerta, la dirigente panista con licencia para promoverlo en el lugar de Eduardo Rivera, han sido poco menos que tomados como un mal chiste.

Es un priista con piel azul, o al revés. La definición política de un hombre que suele acompañarse de lisonjas para todo interlocutor que tiene enfrente es difícil y lo hace ver poco confiable.

En el Partido Revolucionario Institucional, la plataforma desde la que se montó para ascender en la escena pública y los negocios, no lo tienen en el radar ni con la cada vez más escasa probabilidad de alianza con los panistas.

El presidente tricolor, Néstor Camarillo, responde con nombres de mayor talla política para competir en la campaña por comenzar si es que se decide ir solos: Blanca Alcalá Ruiz y Enrique Doger Guerrero; dos perfiles que ya probaron que se puede ganar en las urnas aún en escenarios complejos.

La luz que iluminó el camino a Chedraui Budib desde los tiempos de la campaña presidencial en la que su amigo Enrique Peña Nieto ya figuraba como un superstar de la política nacional y hoy venido a menos por el cúmulo de actos de corrupción, se apaga.

Una prueba para demostrar la faceta convenenciera de quien se benefició a manos llenas de ese periodo de la historia será el momento en que haya humo blanco en la sede de los partidos por los que quiso competir y su nombre no aparezca. El concepto de lealtad militante no figura en ese diccionario. La función habrá terminado.

 

@FerMaldonadoMX

parabólica.mx por Fernando Maldonado