Desde noviembre de dos mil veinte, Alemania se encuentra en un confinamiento sin salida. Y justo cuando los números de infectados habían cesado, una tercera ola llegó con las imparables variantes del virus. Esto puso a Merkel a repensar sus estrategias y, después de una larga reunión, decidió cerrar el país completamente en Semana Santa. Horas después, revocó su decisión.

Angela Merkel no sólo dio un paso atrás a la idea de reforzar el confinamiento de manera estricta, sino que –de acuerdo a periodistas alemanes- fue la primera vez en todo su mandato que ofreció disculpas a la ciudadanía por estas medidas.

“Un error debe llamarse error y, sobre todo, debe corregirse y, si es posible, a tiempo. Sé que esta propuesta ha causado una incertidumbre adicional, lo lamento profundamente, y por ello pido el perdón de todos los ciudadanos”, afirmó.

Pero todo esto dejó también en evidencia que la gestión de la pandemia está descontrolada y casi fuera de las manos de la canciller. Esto ha rebasado sus medidas que funcionaron formidablemente el año pasado.

En un principio, la decisión era cerrar por completo la vía pública durante toda la Semana Santa, así como cerrar supermercados y hasta farmacias; estos dos servicios han sido los únicos que han permanecido abiertos en los confinamientos. Así que la idea de impedir su apertura ya sonaba una locura por todo el país.

El objetivo principal era también impedir que la ciudadanía viajara a España, esto luego de que ciertas zonas se reabrieran.  La noticia fue contundente y fría para todos, pero tenía cierto sentido. Los infecciones y muertes suben como espuma, y algo rápido se tenía que hacer.

Sin embargo, la revocación de todo esto se debió no sólo al descontento y preocupación de la población, sino también de algunos ministros regionales, quienes tenían la idea de reabrir la economía con el turismo “tranquilo” dentro del país.

Y es que a estas alturas, la economía alemana (aparentemente fuerte) sufre con creces. El confinamiento no tiene un fin y las medidas definitivamente ya no funcionan como en el año pasado. Después de más de doce meses en pandemia, las cosas deben cambiar.

¿Aún sigue funcionando la colectividad?

Dentro de los argumentos de la canciller sobre su marcha atrás a las medidas estrictas, estaban las preguntas abiertas y las dudas entre los estados alemanes. Las decisiones y nuevos reglamentos fueron tomados en horas y la inmediatez fue su peor enemigo. Cabe recordar, aunque toda Alemania toma medidas de manera conjunta, cada región aplica sus propias reglas. Y si en algo se ha destacado Merkel es en crear una colectividad entre su gobierno y los estados federados, pero tal parece que su voz ha perdido peso.

Ahora, Merkel no sólo enfrenta una tercera ola que se come al país, sino también una dura crítica por la lentitud en la vacunación. Todo esto golpea directamente a su partido, que cada día pierde terreno rumbo a las próximas elecciones.

 

Twitter: @dianaegomez

Cartas desde Berlín escribe Diana Gómez