El martes por la tarde se activaron las alertas en Facebook de una cuenta que hace mucho no tenía actividad. Se trata de la que fuera, hasta hace unos años, la cuenta oficial de Morena en Puebla, en donde todos los días se hacía eco a las actividades del presidente Andrés Manuel López Obrador, se dio seguimiento a la llegada del gobernador Miguel Barbosa y se vivieron los momentos más álgidos en la lucha con tintes de persecución morenovallista de los años 2015, 2016, 2017 y 2018.
En la misma cuenta, Morena organizaba foros sobre la agenda progresista que promovía la 4T desde aquellos años. Igual hablaban sobre movilidad y derechos reproductivos que sobre la revocación de mandato, consultas populares, juicio a expresidentes, venta del avión y muchas ideas más que parecían frescas en el añejo, aunque cercano, 2017.
Sin embargo, en el transcurso hasta el 2020, algo pasó. La cuenta morenista se apagó y se metió en la misma maraña en la que todo el partido en el país lleva ya casi tres años: luchas internas, pugnas de grupos, dirigencias simuladas y, sobre todo, indefinición generalizada.
Sobre ello habló Carlos Figueroa Ibarra, secretario de Derechos Humanos de Morena y miembro del Comité Ejecutivo Nacional, en una charla casi confesional con los más de 22 mil seguidores morenistas ahí reunidos.
“Se lucha por principios, no por acomodamientos personales o intereses personales”, es el “elemento ético vertebral de Morena”, aunque añade que no se cumple cabalmente y hay muchos chapulines, llegados de última o inconsistentes en el ideario, aunque no es garantía de integridad moral haber sido fundador de Morena.
Figueroa lamenta también que la popularidad que irradia AMLO permea a Morena, aunque de forma inmerecida. Cuenta que en 2015 para hacer campaña “te daban 20 mil pesos y una foto con Andrés Manuel” y reprocha sobre los excesivos recursos que tiene actualmente el partido.
El ideólogo de izquierda exhibió que en el partido hay “ambiciones muy fuertes, producto de las alianzas con personajes no comprometidos con los ideales”. Dijo que en 2018 no importaba de dónde venían los aliados, “sino adónde iban”.
Ve negativa y opaca la integración de la Comisión Nacional de Elecciones por su vulnerabilidad a delinquir. Se dijo extrañado por el manejo desconcertante del caso Salgado Macedonio. “Yo sigo sin saber cuál fue el motivo para reponer el proceso”, y añadió, “es un tema en el que no puede haber impunidad ni tampoco linchamientos, pero nada queda claro”.
Cerró hablando de las encuestas, “elemento que evitaba desgaste interno”, pero actualmente no son hechas por Morena y “pecan de opacidad”.
Mientras la charla acaba, es claro que a Morena en Puebla le falta escuchar a sus propios ideólogos, la pugna sigue y mientras Edgar Garmendia es señalado por venta de candidaturas y enfrenta a Mario Bracamonte, declarado dirigente legítimo por el Consejo Estatal, la ciudadanía se desilusiona de perfiles aliados con el diablo y ocupados por una ambición personal.
@Olmosarcos_