La forma en que los órganos del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) resolvieron el caso Félix Salgado Macedonio, por encima del sentido común, incumpliendo con los procesos estatutarios y jurídicos, ignorando un genuino clamor popular, forzando sus determinaciones e, incluso, torciendo sus propios principios, podría estar anunciando la ruta de definición de la candidatura en Puebla capital, que podría salir esta misma semana.
El asunto de Guerrero, que debiera estar tan lejos de Puebla en lo moral como lo está en la geografía, sin embargo, tiene muchas analogías con lo que se espera que ocurra.
Que, con base en una encuesta simulada -como el proceso del guerrerense- se unja finalmente a la actual alcaldesa, Claudia Rivera Vivanco, como candidata y hacia una inexorable y rotunda derrota del lopezobradorismo en la cuarta ciudad más importante del país.
Claudia es la primera o segunda, según sea la medición, alcaldesa más repudiada de México. Su elocuente ineficiencia, desorbitado comportamiento, más como activista que como autoridad, y su incapacidad, han generado que la rechacen ocho de cada 10 habitantes de la Angelópolis.
Pero pareciera que eso no se ha entendido suficientemente en Morena y se anuncia que, como ocurrió con Salgado Macedonio, prive la terquedad y ceguera de quienes controlan las comisiones nacionales de Elecciones, y de Honestidad y Justicia (CNHJ), por cierto, que preside su mamá.
En el actual escenario, cualquier candidato o candidata sería más rentable políticamente que Rivera Vivanco, quien es despreciada en la ciudad que todavía gobierna.
Así como ocurrió con el guerrerense Félix Salgado, quien desde el fin de semana hace una intensa campaña en la que le gritan sus seguidores “Hay Toro”, frase convertida hoy en su lema de campaña, esos órganos de Morena podrían pasarse por alto, para el caso de Puebla, cualquier reflexión autocrítica.
En el caso del senador con licencia, el mismo presidente Andrés Manuel López Obrador dictó línea de que Félix iba a ser el candidato, sin importar nada.
La mamá de Claudia, la activista Ema Eloísa Vivanco Esquide, como presidenta de la CNHJ debió tragarse sus proclamas, agachar la cabeza, bajar el puño retador y esconder la pancarta del feminismo, tal y como hizo también su hija, para allanar el camino que llevó a la ratificación de “El Toro sin Cerca”.
Hay quienes ven la hipótesis de que, al fin de cuentas, se haya podido tratar de un intercambio de candidaturas: la del “Toro” en el estado de Guerrero, por la de Claudia en Puebla capital. Sería una perversidad enorme. Ojalá no.
Lo que sí aparece en el horizonte es la deducción de que a los dirigentes morenistas que controlan estos órganos- Elecciones y Honestidad-, poco les importan los argumentos, el sentido común y la estrategia electoral. (Sobre todo en el caso de Puebla, porque en Guerrero, como quiera que sea, Salgado es popular. Aquí Claudia es rechazada por la contundente mayoría).
De ser así, la conclusión es sencilla: si ya hay Toro, pues entonces habrá Vivanco.
@Alvaro_Rmz_V
Piso 17 por Álvaro Ramírez Velasco