Mientras al excandidato al gobierno de Guerrero, Félix Salgado Macedonio -excluyendo las acusaciones en su contra por violación sexual-, las autoridades electorales le quitaron la candidatura formal por no haber reportado el supuesto gasto de 19 mil 872 pesos en una presunta precampaña, aquí a la aspirante a la elección consecutiva en la presidencia municipal de Puebla capital, Claudia Rivera Vivanco, se le ha permitido hacer campaña a pesar de que está comprobado que incurrió en actos anticipados y realizó promoción personalizada con recursos públicos.

Aunque en el primer caso se trata del Instituto Nacional Electoral (INE) el que sancionó, y en el segundo del Tribunal Electoral del Estado de Puebla (TEEP) y del Instituto Electoral del Estado (IEE), estamos ante un claro doble rasero.

En el primer asunto, un tema muy menor anuló, con una aplicación excesiva y escrupulosa de la ley, una candidatura a un gobierno de un estado; en el segundo se ha permitido que una abanderada pida el voto, a pesar de haber cometido delitos electorales.

Por cierto que, desde hace tiempo que el camino del guerrerense, a quien apodan El Toro sin Cerca, anda muy en paralelo al de la poblana Claudia.

Primero, cuando la Comisión de Honestidad y Justicia (CNHJ), que preside su mamá, Ema Eloísa Vivanco Esquide, se declaró incompetente para conocer los casos de violación sexual contra el senador con licencia y con ello le abrió el paso a la aspiración electoral, en la que hoy está postulada su hija, Evelyn Salgado.

Luego, cuando la misma Claudia, tan acostumbrada a proclamar a nombre de todas las mujeres, “sus hermanas”, y disparar acusaciones de violencia política de género a la menor provocación, debió tragar saliva y sus palabras, y terminar por avalar, por encima de sus “principios”, la candidatura de un presunto violador.

Ahí el activismo se le acabó, porque nunca ha sido legítimo. Ahora, con la comparación de los dos casos y las sanciones, es inevitable concluir que si de presuntos delitos o faltas electorales se trata, los de Claudia son mucho mayores a los de El Toro.

Pero coincido plenamente con su equipo, que falsamente insiste en que pareciera haber un miedo contra la alcaldesa con licencia, de que lo mejor es dejarla competir.

Seguramente, desde sus febriles estrategias y sin respaldo siquiera de quienes aún trabajan en el ayuntamiento, quienes se negaron a hacer equipo, las y los estrategas de Claudia se inventarán un discurso de la defensa de “su lucha”.

Pero ella y ellos no tienen nada que ofrecerle, ni siquiera en el discurso, a los poblanos.

¿Cómo podrá convencer a sus potenciales votantes de que ahora sí no cometerá el catálogo completo de yerros?

El problema esencial de Claudia y de su equipo es que la asumen como una causa. No lo es. No es una causa democrática, no es una causa social, no es una causa feminista. Es, en cambio, el paradigma de un deficiente gobierno.

Competir y exponerla a las urnas, en donde solamente una estrategia de acarreo y posible compra de voto la respalden, es la mejor forma de evidenciarla.

 

@Alvaro_Rmz_V

Piso 17 por Álvaro Ramírez Velasco