Al menos 15 muertos y más de 70 personas lesionadas fue el saldo del desplome de un tramo elevado en la Línea 12 del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro. Una tragedia anunciada.

Cerca de las 22:25 horas un convoy circulaba a la altura de la estación Olivos hacia Tláhuac cuando pasó lo impensable. El concreto bajo el tren se rompió y se cayó, partiendo al convoy en dos en medio de los gritos de los aterrados pasajeros y de los automovilistas que vieron los escombros y el metal retorcido en medio del camellón.

La jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, escoltada por policías y secretarios de su gabinete, (incluyendo a la directora del Metro, Florencia Serranía) se presentó en el lugar en minutos, donde ya se reportaban conatos de bronca entre las autoridades y habitantes de la zona, enojados por ser parte de las miles de personas que utilizan esa ruta… pudo pasarle a cualquiera de ellos.

Los heridos, decenas de ellos, fueron trasladados a los Hospitales General de Tlahuac y General de Iztapalapa. Por los más graves llegó un helicóptero Condor.

La llamada Línea Dorada nació en 2012 con sobrecostos, errores durante su construcción, incompatibilidad de los trenes con los rieles y retraso en las obras; y ayer se confirmó todo lo malo que se dijo de ella durante años.

La ruta fue construida por el consorcio ICA-Carso-Alstom durante la gestión del hoy canciller Marcelo Ebrard al frente de la CDMX, quien mediante su cuenta de Twitter publicó:

“Lo ocurrido hoy en el Metro es una terrible tragedia. Mi solidaridad a las víctimas y sus familias. Por supuesto deben investigarse causas y deslindarse responsabilidades. Me reitero a la entera disposición de las autoridades para contribuir en todo lo que sea necesario”.

Y es que, en marzo de 2014, menos de dos años después de inaugurada, el entonces jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, cerró 11 de las 20 estaciones de la Línea Dorada por fallas detectadas en el tramo elevado de la ruta, lo que representaba un riesgo para los usuarios. Así estuvo por más de tres años.

El STC contrató a la empresa francesa Systra para que realizara un diagnóstico de la Línea 12. El resultado fue que esta ruta “estaba enferma de por vida”, por lo que sólo se podrían limitar a realizar mantenimiento preventivo y correctivo permanente.

“El resto de la vida de esta vía necesitará un plan de mantenimiento ajustado. La vía está deteriorada, el riel está deteriorado y ya no hay forma de dar marcha atrás”, dijo en octubre de 2014 el director de Systra México, Slobodan Petrovich, ante una comisión especial investigadora en la Cámara de Diputados.

La mala construcción de la Línea 12 desató un escándalo y significó la ruptura entre el hoy senador Mancera y el actual secretario de Relaciones Exteriores.

Más de tres años después, en octubre de 2017, la Línea Dorada –la única construida en los últimos 20 años– fue reabierta, pero los errores han costado muy caros.

Según datos oficiales, tan sólo de 2014 a agosto de 2019, el Gobierno de la CDMX pagó a tres empresas 652 millones 847 mil 853.72 pesos para contener las fallas de origen de la Línea 12.

La construcción costó 22 mil 500 millones de pesos, a los que se sumaron 30 mil millones por los 30 trenes de la ruta y 200 millones anules para dar mantenimiento por el desgaste ondulatorio de las vías debido a las fallas constructivas.