La mafia del Centro Histórico ha conseguido perpetuarse por omisión y complicidad de diversas gestiones de gobierno municipal, desde que el PRI mandaba hasta en asociaciones de padres de familia.

La alternancia política en la ciudad no ha podido ordenar el fenómeno del ambulantaje, al contrario: también ha constituido un caldo de cultivo fétido, cuyos olores rancios de vez en vez salen de las alcantarillas para ofrecer sus peores expresiones de cara al respetable.

Tan culpables unos, como lo del presente por el hecho de que en uno de los más bellos espacios arquitectónicos cohabite la autoridad con grupos violentos que controlan venta de baratijas hasta sustancias ilegales, sin dejar de lado la trata.

La batalla campal que ayer ocurrió se inscribe en el contexto de las campañas políticas por la capital. Un testimonio en poder de este medio señala directamente a un viejo conocido de las autoridades: Federico López, líder de la agrupación Fuerza 2000, de larga data en el PRI.

Del dominio que tiene de un cuadrante importante en el Centro Histórico son responsables los gobiernos priistas y panistas que no sólo cerraron los ojos, sino que pactaron.

Pero tampoco es ajena la gestión municipal de Morena y de Claudia Rivera, que tuvo tres años para persuadir, controlar o someter a la mafia que opera en las principales calles de esa zona.

El candidato a diputado federal por el distrito 12, René Sánchez Galindo, quien como secretario de Gobernación hizo trabajo nulo, llamó ayer al gobernador Miguel Barbosa y al fiscal general, Gilberto Higuera, a actuar.

Pretende en su febril imaginario que otras instancias resuelvan lo que como responsable de la gobernabilidad de la ciudad no pudo, o no quiso realizar.

En su nobel condición de servidor público desconocía claramente la función de la autoridad, sin menoscabo de su visión como activista.

Ejercer el poder implica, necesariamente, el pago de una factura costosa, de la que ahora pretende eludir para mantener una rentabilidad electoral.

La omisión manifiesta frente a quienes por años se han curtido en las calles y ahora salen de los sótanos para manifestarse en el inicio de una jornada cívica, como debió ser el primer día de campaña, lo perseguirá sin duda.

No por el escenario polarizante de coyuntura, sino por las evidencias palmarias del pasado reciente, cuando sus interlocutores naturales -como el sector privado- pidieron por todos los medios, en medio del confinamiento, controlar el ambulantaje para propiciar la contención de los daños de la crisis derivada de la pandemia.

No es honorable voltear a otra dirección cuando también han sido parte del problema por el que se rasga la vestimenta de candidato.

 

@FerMaldonadoMX

Parabólica escribe Fernando Maldonado