24 Horas Puebla

Nadie sabe para quién trabaja

El senador Alejandro Armenta Mier presumió la aprobación en la Cámara Alta para evitar que los delitos cometidos por depredadores sexuales prescriban, es decir, que no haya borrón y cuenta nueva para pederastas ni pedófilos, cosa que debe reconocerse.

La cosa suena bastante bien si no es porque en casa hay quienes enfrentan ese tipo de acusaciones, como es el caso del diputado federal, Saúl Huerta Corona, a quien le retiraron la candidatura para la reelección y además enfrenta un proceso de desafuero.

Saúl Huerta buscó pertenecer al círculo del senador Armenta, que ahora celebra haya castigo para su fan, el diputado Huerta.

¿Será?

 

Incluyentes tricolores

La firma de Compromisos para Impulsar la Inclusión de las personas con Discapacidad en el PRI estatal tuvo la participación de gente que se duele de dificultades para poder desarrollarse por alguna discapacidad.

La parte noble es que la dirigencia de Néstor Camarillo, Rafael Ramos y María Isabel Merlo tuvo la inteligencia de escuchar a las personas con esas desventajas.

La clase política lo que necesita es escuchar, no pontificar como sucedía con la vieja guardia tricolor.

¿Será?

 

Ay ajá…

La senadora del Partido del Trabajo, Nancy de la Sierra, andaba de muy buen humor cuando acompañó a la candidata a la presidencia municipal de Morena, Claudia Rivera Vivanco.

La esposa de José Juan Espinosa Torres, diputado local por el PT, andaba tan de buen talante que soltó bromas y dichos como es su costumbre… Uno de ellos dejó pasmado a quien la escuchó: “me encanta denunciar a los corruptos”, dijo a un ciudadano con la edil con licencia al lado.

¿Será?

 

Pablo Salazar, el mitómano

Ahora resulta que el candidato a una diputación por Morena, Pablo Salazar Vicentello, dice que no planeó un atentado contra quien despacha en Casa Aguayo, como todos escucharon en un audio filtrado a medios y redes sociales.

Hasta dijo que hay quien mal informa al gobernador Miguel Barbosa.

Con este mitómano, todos recordaron el clásico: es mi voz, pero no es mi voz.

¿Será?