En el arte de gastar dinero público, la presidenta municipal de San Martín Texmelucan, Norma Layón Aarun, sabe cómo hacerlo, y de ello hay múltiples muestras a su paso por la gestión municipal que le era ajena, hasta que la oleada de Andrés Manuel López Obrador la llevó a la posición que ahora ocupa.
Un dato dibuja con precisión en el imaginario, si se toma en cuenta que la oficina de la edil con aspiraciones reeleccionistas en la contienda en curso llega a gastar más presupuesto público que todo el aparato de seguridad pública.
Y, sin embargo, no es ese elemento detonador que provocó el aislamiento que vivió aún antes de tomar la decisión de postularse por otro trienio en un municipio que ha podido dividir como ningún otro servidor público en el pasado.
Los tratos que ha dado a sus colaboradores y personas en su entorno es parecido al que recibían los peones del porfiriato, lo que también supone la conducta de una persona en la función pública a la que le ha sido imposible desprenderse de su perfil empresarial.
Desde sus primeras y disparatadas decisiones, Morena en Texmelucan pasó de ser la “Esperanza de México” al desasosiego de sus habitantes, según han narrado excolaboradores, líderes de cámaras en la región y habitantes de a pie.
En el páramo en el que se desenvuelve Layón Aarún está apenas presente un pequeño grupo de personas que tienen interés por seguir en el negocio del manejo de dinero de los texmeluquenses, sin escrutinio ni rendición de cuentas.
No hace mucho, un grupo de brigadistas de la campaña de la edil fue corrido de una zona de aquella ciudad porque los electores se ven profundamente insatisfechos. Asumen que como primera regidora no sólo no cumplió con la expectativa de ordenar el ambulantaje y reducir porcentajes de inseguridad, sino que ambos fenómenos crecieron con su llegada.
Al trato despótico que distingue a la presidenta municipal, su empeño en convertir a su parentela en proveedores de todo tipo está el del nepotismo. En primero, segundo y tercer grado ha llenado las áreas del gobierno de Texmelucan, incluso ya sin disimulo alguno.
Es quizá por ello que cuando corrió la versión de que había operado para inmunizar contra Covid-19 a su séquito, cercanos y aduladores antes que la población vulnerable como establece la Jornada Nacional de Vacunación, no sólo fue admitida como una verdad cierta, sino natural en una persona acostumbrada a hacer su voluntad.
Fue en los últimos días de marzo cuando los medios de la región publicaron la versión de la aplicación de la vacuna antiCovid, de la que luego el secretario de Salud en el estado, José Antonio Martínez García, no desmintió pero sí anticipó que se reportaría a las autoridades federales.
Otra parte de la historia, según un testigo presencial, dice que en realidad fueron citados en un edificio ubicado en el centro de Texmelucan y ahí recibieron la vacuna familiares, amigos y funcionarios cercanos a la alcaldesa, que por estos días busca tener otra vez la confianza de sus habitantes.
@FerMaldonadoMX
Parabólica escribe Fernando Maldonado