La portada incómoda
“Deja Manzanilla la 4T y suma deslealtades”, fue la cabeza de la nota principal de esta edición ayer lunes 17 de mayo. El diputado federal, que ha sido empleado de diversos gobiernos, hasta del que despotrica a la menor provocación: el PRI, escribió en su cuenta de Twitter de un “gobierno enfermo” en el presente, falta de democracia y menos respeto a las instituciones.
Por un momento hasta parecía que hablaba de la gestión a la que fue fiel hasta que le cerraron la puerta a una candidatura a la presidencia municipal de Puebla, el de su excuñado Rafael Moreno Valle, que descanse en paz.
¿Será?
Farol de la calle, oscuridad de su casa
Por cierto, qué mal debió haberla pasado el dirigente nacional del Partido Encuentro Solidario, Hugo Eric Flores Cervantes, a su paso por Puebla, después de su participación en la marcha por la paz y la democracia en la capital.
Aún se escuchaban en al ambiente las arengas cuando a unos minutos, en Tlaxcala, su candidata a gobernadora, Liliana Becerril, anunciaba en medio del debate para elegir gobernadora (sólo hay un hombre en la contienda) su declinación en favor de Adriana Dávalos, del PAN-PRI-PRD.
Y conste que se han empeñado en vender la idea de que en el PES, de Manzanilla Prieto y Flores Cervantes, no son satélite de nadie. Ay ajá.
¿Será?
Dios los hace…
Entre el coordinador de los senadores de Morena, Ricardo Monreal, y el exdirigente nacional del PRI, Roberto Madrazo, sólo existían dos coincidencias en sus respectivas carreras. La primera es que antes de 1997 ambos militaban en el PRI y al menos Monreal hasta líder nacional fue.
La otra es que en 1999 ambos eran gobernadores de sus respectivos estados, uno por Zacatecas bajo las siglas del PRD, y el otro, por Tabasco en el PRI.
Ahora tienen un pasaje que los hace caminar de manera paralela: la presentación de sus respectivos libros, recién salidos de la editorial. Monreal presentó “Nulidades y procedimientos sancionadores en materia electoral”; Madrazo: “México, la historia interminable”.
Ambos autores deben saber que en Puebla existe un vasto público lector de literatura sobre ciencia política, aunque hay quien sugiere una doble intención.
¿Será?