Todos los domingos, como rutina familiar, los Pérez Contreras se alistan para pasar el día juntos. Hace poco que adquirieron una casa y para celebrarlo van a desayunar en una mesita que da a la calle, van a salir a comprar la despensa, luego irán a comer a un bonito restaurante y, finalmente, esperan encontrar una película que ver en algún cine de la zona metropolitana.
Alistan todo para desayunar. Los 8 habitan una casa ubicada en una colonia al sur de la capital. Se dejan sus pijamas domingueras y comienzan la danza del comedor.
El papá toma el cuchillo, tomates, chiles, cebolla y cilantro para hacer su mejor versión de pico de gallo. La señora comienza a calentar tortillas, el tío se pone a hacer salsa martajada, los hijos alistan platos, cucharas y vasos, y los abuelos esperan para ser atendidos por toda su parentela. Han planeado desayunar en su pequeña cochera para pasar un día afable y en paz. El papá toma las llaves del auto y se alista para ir por algún antojo dominical para complacer a sus seres queridos.
Su sorpresa es cuando abren la puerta para arrancar su jornal. Cientos de tianguistas de Antorcha Campesina se han instalado en calle, tomado su portón, colgados de sus ventanas, obstaculizando su cochera, el acceso a su casa y este domingo no podrá salir, atrapado por la turba.
Apenas hace un par de semanas que llegó a su nuevo hogar y se ha topado en la cara con una realidad inexpugnable. Antorcha Campesina gobierna bajo sus propias reglas estas zonas de la capital, que conforman toda una franja que ellos definen como “antorchista”.
En esa zona casi no hay policía municipal, Comisión Federal ingresa con recelo, las cableras prefieren tomar su distancia y acaso un par que funcionan con antenas quieren ofrecer servicio.
¿Sacar tu auto? Tendrías que hacerlo a las 5 de la mañana, dejarlo a unas cuadras de tu casa y rezar, porque lo que también trae el mercadito es a algunos que se pasan de abusados con quienes habitan esta zona y nada tiene que ver con la agrupación ligada al priismo duro.
¿Paz y tranquilidad? Imposible, los comerciantes se instalan y ponen la música a todo volumen, inicia el tumulto, sin medidas sanitarias, hay calor, hay relajamiento del uso de cubrebocas.
Tu vida se debe acoplar a Antorcha. Si buscas hacer una instalación o reparación, tienes que depender del día que vayan, pues no podrán pasar; no puedes recibir visitas porque no pueden pasar los coches ni a 6 cuadras de tu casa; no tienes paz ni en tu propia casa que con esfuerzo compras para llegar a vivir un infierno, con la agrupación de las llamas.
¿Libertad? Pues… ¿dónde la venden? Antorcha toma las calles y la que impera es su ley. Dos o tres “licenciados” se acercan con el nuevo vecino para increparlo y básicamente decirle que “te aclimatas o te aclichingas”.
Aunque confrontan al presidente que les cerró la llave del dinero, presumen acuerdos con la administración morenista municipal actual, como presumieron el poder que les otorgaron tanto el PRI como el PAN.
La agrupación cobra el suelo y también cobra piso, cobra seguridad y cobra los servicios, estás con ellos o en su contra, le debes respeto porque insultarlos es comprar un enemigo que parece eterno, que es dueño de tu calle y que es dueño de la puerta de tu casa tres veces por semana.
Hace unos días se supo que corretearon a un candidato de oposición y hubo escándalo, pero cada fin de semana hacen lo mismo en defensa “de su patrimonio”, el nombre que todos le dan a las calles en las que debería estar garantizado transitar.
@Olmosarcos_
Máscaras escribe Olmosarcos