De las 46.8 millones de mujeres de 15 años y más que viven en México, 35.2 millones son madres con al menos un hijo vivo.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en el país viven 48.6 millones de mujeres y de las que tienen hijos, el 47% están casadas y en el caso de quienes hablan lengua indígena, 28% se encuentran en unión libre y 14% son viudas.
El instituto refiere que las mexicanas cada vez tienen menos hijos si se compara con la tasa global de natalidad de 1999 que era de 2.86 y se redujo a un poco más de la mitad con 1.88 por cada mil mujeres en 2019.
Para las mujeres que hablan lengua indígena esta reducción fue más acentuada ya que en 2020 se redujo a 2,85 en comparación con los 4.15 hijos por cada mil mujeres del 1999. Mientras que para las mujeres que no son hablantes de lengua indígena fue de 1.82 hijos por mujer en 2019 y de 2.76, en 1999.
En este sentido destaca promedio de hijos que tienen las mexicanas continúa a la baja desde el año 2009 al pasar de 7 a 2 menores.
Entre los factores destacan los cambios socioeconómicos que aumentaron la escolaridad en la población, pero sobre todo, que la mujer tenga una mayor participación económica, social y política.
Poblanas reconocen que la frase, la “familia pequeña vive mejor”, aplica en estos tiempos en los que la situación económica y sanitaria es complicada.
La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) estimó para el primer trimestre de 2019, 7.4 millones de madres de 15 a 49 años que son trabajadoras subordinadas y remuneradas.
Además, dos de cada diez madres de 15 a 49 años que son trabajadoras subordinadas y remuneradas cuentan con las prestaciones de guardería y cuidados maternos.
En el país el 15% de las mujeres embarazadas presentan alguna complicación mortal que requiere atención médica especializada. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) las principales emergencias obstétricas se relacionan con trastornos hipertensivos, hemorragias e infecciones, a las cuales se suman el embarazo ectópico, el aborto séptico y la enfermedad tromboembólica venosa.