Suponer que, como ocurría en los anteriores sexenios, la elección intermedia del estado ha dado el banderazo de salida a la sucesión, es en el caso del actual gobierno y su gobernador, Miguel Barbosa Huerta, una lectura equivocada.

Con su afortunada ausencia del debate electoral entre partidos y candidatos, porque a diferencia de otros mandatarios no fue eje de las descalificaciones ni motivo de disputas, Barbosa resultó fortalecido y además los resultados de la jornada del 6 de junio lo apuntalaron.

Tienen él y sus partidos aliados mayoría simple -la mitad más uno de las 41 curules- en el Congreso del Estado y las condiciones para construir con la oposición la mayoría calificada -las dos terceras partes-, el número de sufragios legislativos que se requieren para las reformas constitucionales.

Prácticamente todos los candidatos identificados con él ganaron, con contundencia, curules y ayuntamientos.

Mientras, los grupos que representaban la estridente, irracional y beligerante rijosidad interna en el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) han quedado anulados por su propia voracidad: el vivanquismo, el armentismo y otros ísmos.

¿Por qué entonces, en el momento de mayor fortaleza, con el horizonte distinto, porque también vendrán un tiempo sin la pandemia, que prácticamente ha acompañado su gobierno desde el principio, debiéramos suponer que ha comenzado la sucesión de Barbosa?

No. Porque Barbosa ha resultado, tras las elecciones, un gobernador muy fortalecido. (Bueno, hasta las plumas que sistemáticamente lo atacan, han debido reconocerlo).

Encima, quienes se han dado al ejercicio de suponer que el calendario viene apresurado en Puebla hacia la sucesión, tienen apenas dos barajas: el senador Alejandro Armenta Mier y el todavía coordinador de los diputados federales de Morena, Moisés Ignacio Mier Velazco.

Es un error común en Puebla suponer, como dicen los clásicos, que “no hay vida después de los volcanes”. Pero la hay.

Con la determinación que dictó para el pasado proceso, en que se hubo 15 gubernaturas en juego, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), de extender la obligación de la paridad de género en las candidaturas también a éstas -el que sigo considerando excesivo, por tratarse de cargos unipersonales-, lo más probable es que Morena deba postular una mujer en Puebla.

Hay que mirar más allá de Huejotzingo y conocer de perfiles femeninos muy identificados con Puebla, aun sin ser oriundas y aunque no lo anden diciendo todos los días, como María Luisa Albores González, titular del Medio Ambiente del Gobierno de México, por poner un ejemplo.

En fin que hay precocidad en quienes suponen que, cuando más fortalecido está Barbosa, se viene la sucesión. Un error común, pero casi pueril de los políticos y de las plumas muy locales.

“Que el calendario no venga con prisas… Que cada noche sea noche de bodas / Que no se ponga la luna de miel”, reza la canción “Noches de Boda” del enorme Joaquín Ramón Martínez Sabina.

 

@Alvaro_Rmz_V

Piso 17 escribe Álvaro Ramírez Velasco