El coordinador del Grupo Parlamentario de Morena en la actual LXIV Legislatura, Moisés Ignacio Mier Velazco, tiene posibilidad de convertirse en el primer jefe parlamentario en trascender de un ejercicio a otro, gracias a la reelección y a sus relaciones internas, pero también está la probabilidad de que no sea así y deba conformarse con otra posición, que al fin de cuentas será de privilegio.

Los poco más de 200 diputados morenistas que estarán en la nueva legislatura, a partir del 1 de septiembre, muchos de ellos por elección consecutiva (reelección), deshojan hoy la margarita a favor o en contra del poblano.

Formalmente, Mier ha sido propuesto por el presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) de su partido, Mario Martín Delgado Carrillo, para seguir en esa posición, que él le heredó cuando, a finales de octubre de 2020, solicitó licencia para dirigir al Movimiento Regeneración Nacional (Morena).

La nueva recomendación de su amigo Delgado, por encima incluso de la ponderación sobria y fría de sus méritos políticos y personales, pesaría para que siga siendo el jefe de la bancada mayoritaria y, por tanto, presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.

Delgado, si se ve el vaso medio lleno, tuvo buenos resultados y tiene autoridad moral para la recomendación, pues el pasado 6 de junio, aunque perdió como capitán del barco de Morena unas 50 curules federales, en cambio ganó 11 gubernaturas de 15 que estaban en disputa.

Pero si, al contrario, se ve el vaso medio vacío: las 50 curules perdidas en el Palacio Legislativo de San Lázaro son muchas y ese déficit pone en dificultades la segunda mitad del mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador, y su intención de modificar a placer la Constitución.

Porque esa pérdida de lugares representa que deberá aliarse con algún otro partido, por ejemplo, el PRI, y conseguir los votos que le den la mayoría calificada, las dos terceras partes.

Desde esa visión, tienen razón aquellos que se oponen, como los integrantes del grupo político de Bertha Elena Luján Uranga, presidenta del Consejo Nacional, y la primera interesada en la caída de Delgado y, por ende, de Moisés Ignacio.

A ese grupo, los pétalos de la margarita los llevan al “no lo queremos”.

Por el cargo de Mier, que técnicamente concluye el 31 de agosto, han levantado la mano Yeidckol Polevnsky Gurwitz, la expresidenta de Morena con muy pocas posibilidades.

Está también en la pugna el exgobernador de Michoacán, Leonel Godoy Rangel.

Sobra decir que cualquiera de ellos dos tiene mayores credenciales políticas curriculares que el poblano, pero pesan más las relaciones.

Uno más que quiere el cargo es Sergio Carlos Gutiérrez Luna, representante de Morena ante el Instituto Nacional Electoral (INE) y Plan B del propio Delgado.

En los próximos días deberá llegarse a la definición.

Moisés Ignacio se juega mucho en ésta.

La posibilidad de reafirmarse como un político de talla nacional o sólo con influencia local. “Me quieren, no me quieren…”

 

@Alvaro_Rmz_V

Piso 17 escribe Álvaro Ramírez Velasco