La suerte, especialmente en este 2021, cobija a Moisés Ignacio Mier Velazco, quien repetirá -si no pasa nada extraordinario- en la coordinación del Grupo Parlamentario del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) en San Lázaro, aunque no será una tarea sencilla, porque muchos en la bancada mayoritaria de la LXV Legislatura, que comienza el 1 de septiembre, ven con ceja alzada y mueca en la boca su permanencia.

El poblano se convertiría así en el primer coordinador legislativo en trascender ejercicio, ahora que también se estrenan diputados y diputadas en la elección consecutiva o reelección.

El mayor apuntalamiento que tiene Mier Velazco es su amistad y cercanía con el presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) de Morena, Mario Martín Delgado Carrillo.

Eso lo impulsó, en primer lugar, para quedarse como su sustituto desde finales de octubre de 2020, cuando el colimense solicitó licencia para ir a la dirigencia partidista.

Aunque ha tenido tropiezos públicos, como cuando protagonizó un enfrentamiento por supuestamente ofender -lo que no ocurrió en realidad- a una reportera, decana de la fuente, y su torpeza para responder sobre el caso de pederastia de Saúl Huerta, el bartlista y expresidente del PRI poblano ha demostrado ser un operador con capacidades.

Tiene además el respaldo de todos los que alcanzaron la reelección-más de 70-, y está construyendo en estos días el acuerdo con el resto de quienes integrarán esa bancada, que tendrá alrededor de 200 curules.

Pero lo que más llama la atención de Moisés Ignacio es su buena estrella, la que lo llevaría a anular las aspiraciones de la expresidenta de Morena, Yeidckol Polevnsky, y del exgobernador de Michoacán, Leonel Godoy, quienes han manifestado interés en desbancarlo de la coordinación.

Exactamente hoy, estaríamos hablando de que la próxima jefatura de bancada estaría entre el histórico Pablo Gómez Álvarez, el parlamentario más completo y más profesional del país, desde un punto de vista personal, o Alfonso Ramírez Cuéllar, también un legislador de peso, expresidente interino de su partido y fundamental en la construcción de la izquierda contemporánea.

Pero los dos fueron derrotados en su aspiración de conseguir la elección consecutiva por distritos electorales federales de la Ciudad de México.

El primero, líder histórico de la lucha estudiantil de 1968, fue derrotado por el impresentable Gabriel Quadri, excandidato presidencial de Nueva Alianza en 2012, quien compitió por la alianza “Va por México”, del PRI, PAN y PRD.

La derrota de Pablo Gómez fue tan grave y dolorosa, atribuida a la “soberbia” colectiva de Morena, según sus propias palabras, que el mismo presidente Andrés Manuel López Obrador tocó el tema en una de sus mañaneras, para lamentarlo.

A Ramírez Cuéllar, en tanto, lo venció la excantante María del Rocío Banquells Núñez, que también compitió por “Va por México”.

Las derrotas de estos dos “figurones” de Morena, junto con su amistad con Delgado y, en menor medida, la eficiencia que ha demostrado en los ocho meses al frente de la bancada, apuntalan al poblano Moisés Ignacio para repetir.

“No hay coordinador sin suerte”, habría que parafrasear.

 

@Alvaro_Rmz_V

Piso 17 por Álvaro Ramírez Velasco