¡Las mujeres son asesinadas! Sí, esa es la palabra, ¡asesinadas!
Esa fue mi frase cuando en el marco del mes de México en la Universidad Sorbonne, durante el seminario “Los feminicidios en México y en otros lugares: desafíos políticos, jurídicos y militantes”, en el anfiteatro Richelieu de la mítica universidad francesa, se abordó la falta de políticas públicas para proteger a las mujeres.
No obstante, ahí denuncié el “falso feminismo” y me decanté por repensar el rol de mujeres y expuse la pregunta: ¿Cómo queremos detener los feminicidios si hay entre nosotras mujeres con una bandera falsa del feminismo? ¿Cómo hay funcionarias públicas que toleran los hostigamientos sexuales y los solapan y protegen al agresor? Ellas, representantes de nosotras y hacedoras de políticas públicas, ¿cómo? Incluso, aspirantes a repetir un cargo, aquellas que buscan la elección.
Ellas mismas protegen a la propia estructura patriarcal y la perpetúan. Eso es un desafío político y militante.
Di dos ejemplos claros del porqué considero que el feminismo en ciertos casos es falso:
1. Caso Itzel Schaas, donde Lidia Camacho, funcionaria de la SEP, protegió al agresor Andrés Roemer, de acuerdo con notas periodísticas. Hoy el exfuncionario es buscado por la Interpol y ya tiene más de 61 denuncias acumuladas.
2. Caso Karina N., donde #ClaudiaRiveraVivanco toleró, encubrió y protegió a Andrés García Viveros, de acuerdo con medios periodísticos; e incluso despidió a Karina N. tras la denuncia que ella hizo por acoso sexual.
Como mujeres nos toca repensar el rol que tenemos en la sociedad y sobre todo entender que, para frenar los asesinatos de mujeres, es necesario mirar la educación y ejercer la sororidad y no el “falso feminismo”.
@laituecita
Cartas desde Francia escribe Rosa María Lechuga