La izquierda reaccionaria suele quedarse anclada al pasado, en sus sueños de la lucha de clases en desuso; pero la izquierda burocratizada de hoy, es peor. Deja las mejores causas de las que por décadas nutrió discursos y movilizaciones por una tajada del pastel del poder efímero.

Sólo así se puede entender que hayan dejado pasar una insultante comparación de Luis Ernesto Derbez, rector de la Universidad de las Américas Puebla que comparó al Movimiento Estudiantil de 1968 con el litigio mercantil que vive la universidad privada y que dio origen a la entrada de la policía poblana al campus en San Andrés Cholula.

Metidas como están las corrientes y grupos en la pelea por una parcelita de poder en los gobiernos municipales, estatal, federal, o un cheque de su encargo burocrático, permitieron que un economista como Derbez Bautista, ajeno a las movilizaciones sociales de la época, utilizara como coartada la masacre de estudiantes del 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, para deslizar la idea de un acto de represión en la UDLAP el martes pasado.

Los jóvenes que ahora cursan su carrera universitaria en la UDLAP, mucho de ellos con el apoyo de una beca, deben saber que la lucha del pasado no tiene comparación alguna con lo sucedido en el presente.

Luis Ernesto Derbez Bautista no es Javier Barros Sierra, el ingeniero civil que llegó a dirigir la Universidad Nacional Autónoma de México y que el 30 de julio de 1968 decidió izar a media asta la Bandera de México en señal de luto por la intromisión, con bazuca, del Ejército en la Escuela Nacional Preparatoria, ordenada por un poblano de oprobio como Gustavo Díaz Ordaz.

La defensa del rector de la UDLAP no es por ideales, derechos o causas legítimas frente a un régimen insensible, sordo y mudo como ocurrió en aquellos años.

En realidad es por un asunto bastante más mundano y vulgar. Antes que la defensa por la autonomía y la apertura que pidieron estudiantes y el rector de la UNAM hace 53 años, la lucha de hoy es por un botín familiar.

Es por dinero, mucho más del que la comunidad estudiantil puede ver en algún momento de su vida universitaria o profesional.

Desde la comodidad de su trinchera, el rector de hoy pelea por el control del dinero de una fundación privada que desvirtuó un grupo de oportunistas de la parentela de Guillermo O. Jenkins y que algunos de los cuales anda prófugos de la justicia por las órdenes de aprehensión obsequiadas por un juez de control en la Ciudad de México.

Nada de eso advirtieron los santones de la izquierda poblana de hoy, marginados de durante décadas de la toma de decisiones en el pasado. Los cotos de poder de los que disponen tras las llegada de la Cuarta Transformación a los distintos niveles de gobierno los hizo omisos, amnésicos o desinteresados de las causas originales que cientos de familias dolientes del movimiento de 1968 abrazaron.

Muchos de los manifestantes para recordar la lucha del 2 de Octubre eran dignos estandartes de una pelea por la memoria. Ahora producen lástima.

 

@FerMaldonadoMX

Parabólica.mx escribe Fernando Maldonado