Desde la llegada de la pandemia de Covid-19 a Puebla han pasado ya casi 16 meses. Este tiempo transcurrido ha ido modificando el relato. Pasamos de la sorpresa por la llegada de una nueva amenaza, a la alarma por la gravedad, a debatir las medidas, luego a aceptarlas como parte de la vida cotidiana, a contar decesos y luego hablar de vacunas, hasta hoy que hablamos del futuro.

En el desarrollo de este tramo hemos visto todo tipo de historias, las relaciones humanas han sido llevadas al límite y la sociedad poblana ha tenido que hacer mano de su mayor imaginación para salir adelante, no sólo en el tema sanitario, sino en la economía y la vida diaria.

Entre las historias que hemos contado está la de Don Isaías, “El Gato Gris”, un luchador que convirtió su negocio de elaboración de máscaras en un taller de creación masiva de cubrebocas por demás coloridos.

Desafortunadamente, también ha habido relatos de horror de personas que han enfermado de gravedad y cuyos desenlaces han tenido altas y bajas. De cerca vivimos con la familia López, la ida y vuelta para conseguir los tanques de oxígeno, las medicinas, un hospital y finalmente un espacio para la cremación del cuerpo del más longevo de la familia.

También hemos visto a familias enteras volver a reunirse por una piñata y un cumpleaños, tras meses y meses de un confinamiento rudo y tosco que no daba lugar a los errores, pero que ha sido más llevadero con el avance de la vacunación.

Son estas jornadas las que han sacado a relucir lo mejor de las familias mexicanas. Más allá de los mitos difundidos por opositores al actual Gobierno, el país es uno de los que más dosis ha aplicado a nivel mundial y de los que tienen mayor población vacunada e incluso con esquemas completos.

México ha recibido más de 54 millones de dosis contra el virus SARS-CoV-2 de más de 6 farmacéuticas diferentes, poco más de 45 millones de estas dosis aplicadas, más de 33 millones de personas inoculadas, un 63% con el esquema completo y un 37% con su primera dosis, en jornadas que avanzan en promedio de cerca de medio millón de aplicaciones diarias.

Resulta incomprensible que esta misma sociedad que ha contado tantas y tantas historias del horror a la alegría, sea la misma que abandona una de las únicas esperanzas de recibir alguna protección contra la pandemia de Covid-19.

Fueron 30 mil las dosis que quedaron en el limbo en ausencia de poblanos de más de 40 años que quisieran recibirlas cuando en otros países reprochan a México el acaparamiento de millones de dosis en detrimento de su población.

Las sillas vacías en el Hospital el Niño Poblano y los porqués que han sido vertidos en espacios de opinión y redes sociales, nos hablan de una sociedad que está dispuesta a una sobreinformación de “supuestos riesgos” de las dosis de una u otra farmacéutica, lejos del llamado de especialistas y gente que sabe del tema y que han pedido aplicarse las dosis porque “la mejor vacuna es la que te toque”.

No aprendemos.

 

@Olmosarcos_

Máscaras escribe Jesús Olmos