Con tan sólo 14 años y compitiendo por primera vez fuera de su país, la clavadista china Quan Hongchan atrajo inevitablemente las miradas del mundo tras ganar la medalla de oro en la final de los 10 metros, consiguiendo además que los siente jueces le otorgaran un diez perfecto en dos de las cinco rondas.
China se ha ganado la fama de preparar a sus atletas para conformarse con nada menos que la perfección, y así fue como muchos calificaron la actuación de Hongchan. Sin embargo, para ella esa no es su principal motivación.
Con un puntaje total de 466.20 y tantas personas llamándola prodigio, para la joven clavadista cada victoria obtenida en el camino la ha dedicado a su madre, quien se encuentra enferma, y no perdió la oportunidad para dedicarle este triunfo: “Quiero ganar suficiente dinero para mantenerla”, expresó.
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Ella y su familia viven muy cerca del mar, en la ciudad-prefectura de Zhanjiang perteneciente a la Provincia de Guangdong, desde donde viajó para repesentar a su país junto a otros 430 atletas; Hongchan es 38 años más joven que el miembro más longevo de este grupo: Li Zhenquiang del equipo ecuestre.
Es así como Quan culminó su participación en Tokio 2020 por la puerta grande y con el oro en mano: alegre por tener la oportunidad de ayudar económicamente a su madre y también a su padre, un humilde granjero.
Aquella cuya corta carrera ya cuenta con un Campeonato Nacional de salto de trampolín, celebró su cumpleaños el pasado 28 de marzo y figura en el top de los cinco deportistas más jóvenes en los Juegos Olímpicos. Sin embargo compitió de cerca con otra joven atleta y compatriota quien finalmente obtuvo el segundo lugar en el podio, Yuxi Chen.
A pesar de ser sólo 18 meses mayor y haber alcanzado la segunda posición, Chen reconoció el nivel que mostró Hongchan en un gesto de fraternidad: “Me gustaría felicitarla, siento que en realidad es incluso mejor que yo hace dos años en cuanto a su toque, los detalles y su técnica”.
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Sin duda es un gran momento para China en lo que respecta a los clavados individuales; incluso está presente en el tercer lugar de la competencia, que fue para la australiana Melissa Wu, cuya abuela era china y falleció hace apenas unos meses. “Ella estaba muy cerca mío y creo que esta es una medalla muy importante porque ella no pudo verme ganarla y creo que eso hubiera sido muy importante para ella.
Sin embargo, cabe resaltar que de cerca a Hongchang siguieron dos participantes mexicanas: Gabriela Agundez y Alejandra Orozco, quienes se posicionaron en el cuarto y sexto lugar respectivamente.
El secreto es que no hay secreto.
Después de haber completado su hazaña y festejar en los hombros de su entrenador mientras todo el mundo la miraba en lo alto, Hongchan compartió el secreto que la llevó a la victoria: “Escucho a mi entrenador con mucha atención y sigo sus instrucciones con mucho cuidado”.
“Ha sido un proceso lento. He sido paciente en mi entrenamiento. No sé qué decir, estoy un poco sin palabras. Lo tomé paso a paso, un movimiento tras otro, y continué mi entrenamiento”, concluyó la pequeña clavadista de Zhanjiang quien se retira, al menos hasta los siguientes juegos, con el premio máximo y la admiración de muchos.
AV