Suele pasar que, entre jornada y jornada, caminando por la calle, procrastinando en la oficina o cepillando los dientes antes de dormir, uno hace cuentitas imaginarias, se relata goles ficticios y se emociona ante la posibilidad de que, de la noche a la mañana, nuestro equipo dé un giro a la situación y convierta el drama en una alegría, si no eterna, sí duradera.

En Irse a Madrid y otras columnas (Pepitas de calabaza ed.; 2011) el periodista y escritor español Manuel Jabois presenta una antología de columnas escritas entre 2009 y 2011, y publicadas tanto en los medios locales de su natal Pontevedra —con los que colaboraba en aquel entonces— como en un blog personal.

Uno de estos artículos se titula Se va a mear la perra, frase típica de sus terruños, la cual, según Jabois, «resume el estado de las cosas» y de la que descifra su uso de la siguiente manera: «El optimismo del pueblo emprendedor a veces asusta. Con las columnas de los periódicos no es diferente. Uno a veces se pone el folio delante y piensa: “Voy a publicar mañana un artículo que se va a mear la perra” y luego pasa que no se mea nadie».

El fragmento jaboisiano me vino a la memoria después de leer las declaraciones del argentino Nicolás Freire, zaguero de Pumas (próximo rival de la Franja), en donde dice básicamente lo mismo, pero a su manera: “Nosotros con Puebla vamos a ganar, ganamos con Puebla y agárrense porque ahí no nos para nadie”.

Más allá de un intento muy pobre por generar polémica a su alrededor, las palabras de Freire son el “se va a mear la perra” versión unamita, la cual también podría aplicarse fácilmente al discurso vivido en las últimas semanas alrededor de la Franja, cuyo arranque de torneo, con ciertos matices y contextos, ha sido poco alentador:

“Si Larcamón deja de necear y usa al ‘Fideo’ de revulsivo y no de titular, se va a mear la perra”; “si Araujo juega más arriba y no lo ponen a defender, se va a mear la perra”; “si a Ivo lo dejan de titular, se va a mear la perra”; “si Aristeguietase enracha con un par de goles, se va a mear la perra”; “si Parra logra demostrar por qué lo pidieron, se va a mear la perra”; “si le dan las mismas chances a Memo Martínez que a otros, se va a mear la perra”; “si a Ángel Robles lo ponen a jugar con el primer equipo, se va a mear la perra”; y así, en una especie de loop infinito, con cualquiera de esas preciosas circunstancias que tanto nos gusta fantasear.

Tras los tristísimos resultados obtenidos durante el arranque del actual torneo, tanto para los universitarios como para los poblanos, quienes jugamos a predecir con ilusión infantil el futuro de nuestros equipos, las cosas se han puesto en un escenario ideal para que el próximo domingo, de una vez por todas, la perra haga sus malditas gracias. Aunque, como dice el autor, no nos sorprenda que al final no se meé nadie.

Nos leemos la siguiente semana. Y recuerden: la intención sólo la conoce el jugador.

 

Por: Miguel Caballero

@donkbitos16