Si el número de nominaciones que recibió Lilia Cedillo Ramírez para ser candidata a Rectora por la BUAP se tradujera en el número de votos el día de la elección el próximo 20 de septiembre, se llevaría carro completo, como se dice en el argot electoral común en México.
No aplica para el caso, porque el modelo electoral universitario dista del voto directo, sino de los representantes de las unidades académicas, estudiantado, campus regionales y trabajadores administrativos.
Además el proceso aún está distante de concluir, porque está en curso la etapa en la que los postulantes deberán sortear una entrevista en la que una junta de notables somete al escrutinio de cada uno el conocimiento que poseen sobre la vida institucional de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y el plan de trabajo propuesto para el periodo 2021-2025.
Cedillo obtuvo más de 54 mil expresiones por su candidatura; Guadalupe Grajales 154; Ricardo Paredes Solorio, ocho; José Víctor Tamariz, 77; Lilia Vázquez, 20; y para Francisco Vélez Pliego, ocho.
A diferencia del resto de los contendientes universitarios, a quienes no se les puede regatear trayectoria en el ámbito académico y administrativo universitario, Cedillo reúne un conjunto de fortalezas que la hacen ver como un perfil altamente competitivo.
No sólo es una docente en activo, sino que además es una mujer de ciencia que conoce con solvencia el problema que supone para la salud humana el Covid-19 y sus formas de mutar a las variantes que ahora son fuente de preocupación en el mundo, como la Delta, Epsilon, Alfa, Mega y Beta.
Es una convencida que en la etapa de crisis de salud por el surgimiento del coronavirus, bien hubiera venido a la humanidad un estudioso y científico como el francés Louis Pasteur, el matemático, físico y químico del siglo XIX.
La fortaleza que tiene en el campo de la ciencia también lo tiene en el ámbito del deporte y la cultura. En conversaciones, ha dicho ser una convencida de las bondades de la actividad física.
Un muchacho que llega al deporte es un muchacho que se rescata de las calles y la mala influencia, dijo esta mujer menudita que tiene entre sus logros haber participado en diversas competencias de resistencia y maratones.
Otro rasgo que la convierte en una sólida competidora con diversas facetas es su paso por la vicerrectoría de Extensión y Difusión de la Cultura de la BUAP.
Desde ahí catapultó las diversas expresiones artísticas y la edificación del Complejo Cultural Universitario, un concepto que requirió estudio minucioso de otros espacios en el país para convertirse en un espacio que todos reconocen y valoran.
Un rasgo del que parece no querer referir mucho es el periodo de olvido, reclusión o exilio del que fue objeto por parte del círculo de Alfonso Esparza Ortiz, por considerarla ajena al grupo. Esa etapa de su vida universitaria no la refiere, pero puede que sea la motivación por la que ha cosechado la mayor de las simpatías de la comunidad universitaria.
@FerMaldonadoMX
parabolica.mx escribe Fernando Maldonado