No habrá mecanismos suficientes para asimilar y entender los caminos del destino que guían a cada uno de los seres vivos en la historia de la humanidad. En diversas formas y expresiones, los vuelcos de la vida terminan siempre por llevar a la conclusión, cuando la resignación alcanza, a suponer que la vida es así: llena de recovecos y sorpresas insospechadas.
El infortunio pareció marcar a las familias del matrimonio Moreno Valle-Alonso Hidalgo. En el momento que más reflectores existían sobre el entonces coordinador de los senadores del PAN, Rafael Moreno Valle y Martha Erika Alonso, su esposa, vino la tragedia de la Navidad de 2018.
Para nadie era ajeno que haber retenido la gubernatura de Puebla significaba para el panista tener una extraordinaria plataforma de promoción personal para alcanzar la candidatura presidencial en 2024 y para ello había trazado un plan para tejer alianza con los grupos más poderosos en el país.
Así que para los grupos del Estado de México, Monterrey y Guanajuato había dispuesto carteras en el gabinete de su consorte, como bonos de futuro que más tarde sería canjeados por apoyos políticos y económicos en 2014.
Es sería el papel de la esposa que diez días antes de la caída del Agusta en Coronango, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación le había concedido un triunfo marcado por la sospecha de fraude en las urnas y acuerdos económicos por debajo de la mesa en el litigio.
Vino el colapso de la aeronave a medio día del 24 de diciembre de ese turbulento 2018 y fue como abrir la caja de Pandora: todos los males sobrevinieron para allegados, seguidores y cercanos del matrimonio que perdió la vida junta a la tripulación integrada por Marco Antonio Tavera y Roberto Coppe, además del asistente del senador, Héctor Baltazar.
Muchos vieron esfumarse la posibilidad de construir riqueza y carreras políticas. La peor parte no fue para ese cúmulo de mujeres y hombres que habían abrazado el proyecto político de largo aliento para llegar a Los Pinos en 2024.
En febrero de este año falleció Martha Hidalgo, la madre de Martha Erika y este 10 de agosto se notificó del deceso del padre del senador, Rafael Moreno Valle Suárez. Por espacio de dos años y meses estuvieron unidos por la tragedia de haber sepultado a sus hijos, perdidos en un mismo evento.
Las reacciones en torno a las muertes de ambos, la madre de Alonso Hidalgo y del padre de Moreno Valle no fueron iguales. Las esquelas y expresiones de solidaridad fueron tan desiguales como las que se desataron en redes sociales.
La descabellada idea de una muerte por atentado en 2018 fue siniestramente desempolvada por la conducta carroñera de un Javier Lozano Alarcón, probablemente el personaje más desprestigiado de la escena nacional.
Tan condenable el comportamiento de este siniestro personaje como quienes ponderaron el deceso de un padre que debió sepultar a su hijo en 2018. La polarización generada por Moreno Valle Rosas terminó por alcanzar a su propio padre, que ya no está para defenderse.
Martha Hidalgo y Moreno Valle Suárez, no hay que olvidarlo, debieron cargar con la peor parte de la historia. Nadie que se precio de tener una dosis de honorabilidad y decencia puede celebrarlo.
@FerMaldonadoMX
parabolica.mx escribe Fernando Maldonado