Recientemente, y en el último apartado de Cultura Snack, Carlos Scolari metaforiza sobre la modernidad líquida de Bauman, quien describe las acciones sociales a partir de la cultura contemporánea acelerada del exceso y mercantilización. Bauman partía de describir el desvanecimiento de una sociedad sólida de generaciones pasadas, preocupadas y ocupadas, en un trabajo estable; o en el matrimonio para toda la vida, dando paso a una realidad precaria, fugaz, provisional y ansiosa.

“Hoy la mayor preocupación de nuestra vida social e individual es cómo prevenir que las cosas se queden fijas, que sean tan sólidas que no puedan cambiar en el futuro. No creemos que haya soluciones definitivas y no sólo eso: no nos gustan. Por ejemplo: la crisis que tienen muchos hombres al cumplir 40 años. Les paraliza el miedo de que las cosas ya no sean como antes. Y lo que más miedo les causa es tener una identidad aferrada a ellos. Un traje que no te puedes quitar”. Esta crítica posmoderna la situaba desde varios prismas de relación o proceso social —como el arte, política, educación, etcétera— acuñando conceptos como: modernidad líquida, sociedad líquida o el mismo amor líquido.

En Cultura Snack, Scolari metaforiza a la sociedad y la cultura en los mismos términos que lo hizo Bauman en Modernidad Liquida. Es decir, el ritmo de consumo del siglo XXI no se puede comparar con los anteriores. El ciudadano leía cómodamente por las mañanas los diarios impresos o cualquier otro tipo de lectura por las noches, dedicaba tiempo considerable a programas de radio mientras realizaba alguna otra actividad; y por la noche, como los fines de semana, el otro miembro de la familia —la televisión—reunía a todos en la sala.

La tecnología cambió drásticamente la dieta mediática y hegemónica, causando efectos en la ecología de los medios que genera nuevas formas de interacción social, experiencias y, por supuesto, comunicación.

En ese entorno mediático, propone Scolari —como lo hizo Bauman, de lo sólido a lo líquido— una hipótesis gaseosa que va más allá de la reflexión líquida, pues la fragmentación y velocidad de narrativas multimediales que nacieron a principio del siglo XX, solo son una textualidad de la cultura de la brevedad en ecosistema digital. “Los nanocontenidos (y nosotros con ellos) salen disparados como moléculas en estado gaseoso y chocan entre sí formando una interminable carambola textual”.

La reproducción de actores, narrativas, tecnologías, relaciones e interacción, que propone Scolari, representan a millones de moléculas que chocan, se remedian y se entorpecen entre sí.

Ecosistema Digital

Carlos Miguel Ramos Linares

@cm_ramoslinares