Ha pasado casi una semana desde que el presunto pederasta y aún diputado federal sin fuero, Saúl Huerta Corona, dijo que se entregaría a la Fiscalía General de la Ciudad de México, como parte de la indagatoria que se sigue luego de dos señalamientos formales por abuso sexual.
El personaje utilizó al mismo entrevistador al que antes recurrieron personajes de la escena nacional, como Elba Esther Gordillo Morales, Rosario Robles Berlanga, Javier Duarte de Ochoa y Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, para lavarse manos y rostro, pero que tienen la misma suerte: enfrentan sendas acusaciones penales por presuntos delitos de toda índole.
Huerta Corona, que saltó a la escena nacional por el impúdico comportamiento en abril de este año por la acusación de un muchacho de 15 años, presunta víctima de violación, y no por su tarea legislativa a donde llegó de la mano del Movimiento de Regeneración Nacional, tiene tras de sí una estela de conductas que sugieren una doble moral y hasta delictiva.
Al cierre de esta entrega, el presunto pederasta no se había presentado a las oficinas de Fiscalía de Justicia –en la calle General Gabriel Hernández 56, colonia Doctores de la Ciudad de México- como había ofrecido su abogado, Wilfrido Castillo, y es probable que no lo haga a juzgar por las patrañas con las que suele acompañar su desempeño en la esfera pública y privada.
La falsedad de sus argumentaciones políticas, jurídicas y públicas han vestido de cuerpo entero a este prófugo, en tanto convertido en objetivo prioritario para las autoridades investigadores de la capital del país.
Auténtico cacique en la junta auxiliar en San Francisco Totimehuacán, no sólo hace tiempo que dejó de radicar en ese sitio en la capital de Puebla, marcado por la pobreza, desigualdad y delincuencia.
Por años ha construido una relatoría como habitante de esa depauperada región de la capital, que tanto ha permitido lucir su sentido de pertenencia para construir su capital político y económico, sino que mudó su residencia a uno de los sitios más exclusivos en la zona de Cholula, en el fraccionamiento en el que suelen habitar las familias más acaudaladas.
No se cuestiona que una familia poblana acceda a mejores condiciones a partir del cambio de estatus ni forma de vida, sino la persistencia de ofrecer un perfil de falsa modestia y verdad oculta, propia de la clase política que la sociedad en general rechaza.
Tiene, además, un problema adicional a partir del empeño del gobernador Miguel Barbosa por ir detrás de abusos y chapucerías de notarios tramposos: ¿podrá explicar el proceso de escrituración en la Notaría en la que se desempeñó para el desarrollo Lomas de Angelópolis?
@FerMaldonadoMX
parabolica.mx escribe Fernando Maldonado