A Juan Chavito,
por uno de los mejores regalos de la vida
(después de su amistad).

Debieron ser poco más de las doce del día del 2 de agosto pasado, en una famosa librería al norponiente de la Ciudad de México, cuando Juan Chavito atacó sorpresivamente en el sillón donde estábamos sentados; sin emitir un solo sonido, puso en mis manos Grupo Salvaje de Manuel Jabois —libro perteneciente a la colección Hooligans Ilustrados de Libros del KO—, dedicado a su historia de amor por el Real Madrid.

Debido a su tamaño, al autor y también a esa terrible costumbre mía de acabar en una sola sentada una historia que me atrapa, el libro duró casi el mismo tiempo que el autobús de regreso a Puebla tardó en salir indemne del estacionamiento vehicular en que la calzada Zaragoza se había convertido.

Entre otras cosas, Jabois relata el encuentro con un lector, quien le felicita por un artículo escrito en su habitual espacio en El País. Sin aclarar que es por la historia relatada y no por haberlo escrito él, Jabois responde que a él también le ha encantado, provocando la ironía del lector: «Lo leía y pensaba: este tío no parece del Madrid, pero ahora veo que sí, que sois incorregibles».

«Traté de explicarle —continúa Jabois—, pero me di cuenta que en realidad lo que parecía estar haciendo era tratar de justificar mi madridismo. De niño, cuando le hacía un recado a mi tío, él contestaba: Muchas gracias, rapaz, qué obediente. No pareces del Madrid. Y ahora, en la madurez, no hay una semana que no escuche: Escribiendo así no sé qué haces siendo del Madrid… Pareciera que el Madrid es una especie de enfermedad crónica incompatible con ciertas virtudes, la principal hacer algo bien. Una suerte de aprensión que se quita no pensando en ella».

La frase jaboisiana me hizo pensar en el brasileño Vinicius Jr., delantero del Real Madrid; un futbolista tan joven (21 años) como cuestionado, quien ahora vive un momento inesperadamente dulce, convertido en la figura del equipo durante el arranque de esta temporada. Sin embargo, la actualidad de “Vini” dista mucho de su inicio con los blancos.

Desde su llegada al Madrid (2018), Vinicius ha sido la ‘carne de cañón’ más apetitosa de la prensa, del antimadridismo —que casi siempre son lo mismo— y también de cierto sector de la afición merengue, debido a ese ímpetu derivado en ansiedad por demostrar a cada instante su valía para el club más grande en la historia del fútbol, a pesar de su evidente contratación como jugador proyección y no como estrella contrastada.

Más allá de los datos fríos —los números sin contexto son trampa mortal—, que señalan 4 goles en misma cantidad de juegos (la mitad de los anotados en total durante sus primeras 3 temporadas en el club), a “Vini” se le sigue notando alegre, atrevido, seguro de sí mismo; pero hoy, las cosas sí le salen.

Tal vez, como Juan Chavito lo hizo conmigo, alguien atacó sorpresivamente con el libro de Jabois a “Vini”, quien, incorregible, dejó de justificar lo injustificable; éste sí que es del Madrid.

Nos leemos la siguiente semana. Y recuerden: la intención sólo la conoce el jugador.

 

@donkbitos16

Atando cabitos por Miguel Caballero