Al ex dirigente del PAN en el municipio capitalino, Pablo Rodríguez Regordosa le incomoda la interlocución entre poderes y actores de la vida política porque lo suyo ha sido la polarización, el disentimiento radical y la negociación… pero cuando le acomoda.
El momento que mejor ejemplifica a este personaje, cuyo rasgo distintivo es el fracaso en las urnas, ocurrió en octubre de 2004 cuando como candidato a la presidencia municipal para la capital decidió pautar en televisión un spot en el que la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla era comparada con el conflictivo Irak.
Se colgaba de una tragedia ocurrida en laboratorios universitarios en los que había ocurrido un accidente que dio motivo a una explosión con un saldo funesto. La flexible calidad moral de este integrante de la extrema derecha daba para eso, y como se verá más adelante, para mas.
La conducta del que buscaba la alcaldía se tradujo en un rechazo en las urnas por varios factores y una variable notable había sido esa: haber intentado aprovecharse de una tragedia.
Luego se alió con la más discutible de las expresiones de Acción Nacional: el morenovallismo al que sirvió con fe ciega, o por mera conveniencia en su calidad de titular de Competitividad, Trabajo y Desarrollo Económico.
Algunos liderazgos en su propio partido han insistido en que como burócrata de ese gobierno que transcurrió entre 2011 y 2017 con evidentes y sistemáticas violaciones a los derechos humanos y de enriquecimiento desmedido de sus integrantes, logró amasar dinero y terrenos en la zona de San José Chiapa, con la instalación de la planta Audi, que una vez le reprochó en la vía pública otro panista: Miguel Mantilla.
Con esas prendas tuiteó la víspera sobre la incomodidad que le produce que el presidente municipal electo, Eduardo Rivera Pérez haya estado en cuatro reuniones con el gobernador Miguel Barbosa, como ha sido público.
“Cuarta reunión y todavía no protesta el cargo… Es claro que el Gobernador tiene nuevo empleado” escribió Rodríguez Regordosa con la hiel evidente de la mala entraña que lo ha llevado a cometer ese y otros exabruptos.
No es extraño que el burócrata del morenovallismo, Pablo Rodríguez junto a otros integrantes del PAN de esa misma ralea se haya colocado como el porro que buscan la desestabilización del naciente gobierno de un correligionario propio, que por segunda ocasión llega al gobierno municipal.
El derrotero que lo ha llevado a estar en la condición de ayuno político dentro de su propio partido propicia exudar malos humores y ocio dañino, como sucede con otros detractores del edil electo.
En el mismo frente y condición están la dirigente impuesta por el mismo grupo, Genoveva Huerta; el ex gobernador, Antonio Gali; y el troll Javier Lozano Alarcón. Son la línea ofensiva de una expresión política dentro de Acción Nacional que se resiste a perder vigencia, con una evidente disminución en influencia.
Cada uno de ellos tiene el lugar que se ha ganado. Para bien del panismo, con el paso del tiempo se han comenzado a desdibujar.
@FerMaldonadoMX
Parabolica.mx escribe Fernando Maldonado