El salinismo en México goza de cabal salud. De ello puede dar cuenta la derrotada candidata a gobernadora por Baja California por el Partido Acción Nacional, Lupita Jones (Guadalupe Jones Garay), exMiss Universo que compitió bajo las siglas de los partidos PRI-PAN-PRD.
Desde la oficina del expresidente fue alentada, apoyada y promovida. Aunque resultó en una estrepitosa derrota, a grado tal que el periódico El Financiero cabeceó: “Arrebatan la corona a Lupita Jones”; no fue la única candidatura en recibir el impulso del exmandatario en el proceso del 6 de junio.
Otros candidatos también fueron palomeados por el impulsor de la firma del Tratado de Libre Comercio México-Canadá-Estados Unidos, pero también la irrupción del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, lo que echa por tierra el mito del retiro del polémico priista, a quien el presidente Andrés Manuel López Obrador bautizó como “el innombrable”.
El mandato de Salinas de Gortari terminó hace 27 años con la histórica elección de 1994, en la que un candidato sustituto, como Ernesto Zedillo Ponce de León, irrumpió en la escena tras el asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta en Lomas Taurinas, en Tijuana, en medio de una de las crisis políticas más profundas en la historia moderna del país.
Dos poblanos activos aún en la escena están en la estima y ánimo de este artífice de la llamada modernización en México, que transcurre entre Inglaterra y Cuba: el consejero jurídico Ricardo Velázquez Cruz y el exdirector del DIF, Arturo Hernández Davy.
El primero formó parte del equipo jurídico que defendió al llamado “hermano incómodo”, Raúl Salinas de Gortari, cuando fue llevado a proceso penal y la cárcel en 1995 para luego ser liberado en 2005, luego de obtener sentencias absolutorias.
No sólo por el rancho de Las Mendocinas era frecuente ver en Puebla a Raúl Salinas, sino por los afectos que cosechó en la capital, pero también en el distrito de San Martín Texmelucan.
El segundo mantiene una estrecha relación y comunicación con el equipo más cercano del expresidente, entre quienes destaca su aún secretario particular desde siempre: Justo Ceja Martínez, el operador más cercano, incluso por sobre José María Córdova Montoya.
A Ceja Martínez se le llegó a involucrar en diversos episodios turbios de la época, como la ejecución de José Francisco Ruiz Massieu, exsecretario general del PRI, y de enriquecimiento, de los que nunca se pudiera probar nada.
Hace más de dos años que Hernández Davy estableció vínculos con ambos personajes. Es él a quien Ceja ha encomendado trabajos de tejido fino en algunas entidades del país en momentos clave de la historia reciente.
Hay otros dos poblanos que han conocido de los movimientos del compacto grupo político Hernández Davy-Ceja Martínez, que suele encontrarse en la plaza comercial Escenaria de El Pedregal en la Ciudad de México: José Luis Flores, el exsecretario de Finanzas con Manuel Bartlett Díaz, actual director de Comisión Federal de Electricidad y cercano a López Obrador.
El otro es Víctor Díaz Palacios, exdiputado federal priista, prácticamente retirado de la actividad política.
parabolica.mx escribe Fernando Maldonado