Este lunes quedará enmarcado en la historia de Puebla la nueva forma de entender la relación entre los consorcios de gran calado y los pueblos en los que llegan a desarrollar sus actividades empresariales, muchas veces ajenas a legítimas demandas.

Serán inauguradas obras de infraestructura con concreto hidráulico en el municipio de Tepeaca por más de 110 millones de pesos, que de manera tripartita desarrollaron la empresa Cemex, el gobierno municipal y el estado.

La firma aportó unos 90 millones de pesos luego de una larga gestión iniciada por quien ahora es presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política, en su calidad de edil de ese municipio, Sergio Salomón Céspedes Peregrina, quien junto al de Cuautinchán no podían cobrar juntos ni 150 mil pesos de impuesto predial al poderoso consorcio que tiene presencia global.

Lorenzo Zambrano, presidente del Consejo de Administración de Cemex, llevó a la empresa mexicana a tener presencia en al menos 150 países en América Latina, Estados Unidos, Europa y Asia, pero en tierras poblanas se había mantenido ajena a las peticiones de los ediles que habían demandado comprometerse al menos para reparar  vialidades y accesos a la planta poblana, deshechas por el paso de vehículos pesados.

La prepotencia de los ejecutivos de esta firma se comenzó a diluir con el paso de los meses, desde que Miguel Barbosa antepuso el interés general de los pueblos ninguneados frente a la distante postura empresarial.

El miércoles 2 de diciembre de 2020, el autor de la Parabólica publicó un pasaje que hasta entonces era ignoto: El día que le dijeron “no” a Poncho Romo, por ese entonces poderoso jefe de la Oficina de Andrés Manuel López Obrador e influyente cabildero de los intereses empresariales desde la Cuarta Transformación.

“La víspera que Alfonso Romo, exintegrante del poderoso Grupo Monterrey, dejó la jefatura de la Oficina de la Presidencia de la República, ya era notoria su orientación a defender los intereses de firmas y consorcios de la iniciativa privada en diversas regiones del país. Constancia de ello fue cuando hace unas semanas buscó a Miguel Barbos a través de la llamada desde Palacio Nacional”.

Ahí fue cuando Ricardo Naya Barba, presidente de Cemex en el país, comenzó a darse por enterado que la política laxa que había encontrado con gobiernos del PRI y PAN, plegados siempre y de espalda al interés legítimo de los pueblos, había cambiado.

Un testigo presencial narró al reportero un pasaje que se produjo en una reunión en Casa Aguayo, en la que participó el propio gobernador, el ejecutivo Naya y los ediles de Tepeaca y Cuautinchán, donde el gobernador pidió a los ediles cobrar derechos que sólo la ley permite, a los empresarios de Cemex ser empáticos con demandas de las comunidades fincadas en realidades de sus propios microcosmos.

Se firmaron y concretaron acuerdos que esta semana permitirán un antes y un después en la relación de Cemex con los municipios en los que mantiene operaciones. No hay perdedores ni vencedores, colaboración mutua y recíproca sí.

 

@FerMaldonadoMX

Parabolica.mx escribe Fernando Maldonado