No hay forma de no encontrar un sitio libre de vendedores informales en el Centro Histórico de Puebla. Es apenas un aspecto de un a ciudad Patrimonio, según determinó la Organización de Naciones Unidas para la Cultura y la Educación (UNESCO), que perdió brillo en los últimos tres años.
El deterioro de un espacio público, propiedad y orgullo de la poblanidad es notable, nunca como antes.
Es el mismo periodo que transcurrió en el primer gobierno de Claudia Rivera Vivanco, ganadora en 2018 con la ola electoral de Andrés Manuel López Obrador a quien la edil de la capital quema incienso, pero incapacitada para mantener limpio, ordenado y digno un espacio vital para la economía de la zona.
El aspecto caótico que el fin de semana ofrece el primer cuadro de la ciudad es el panorama que deberá enfrentar la gestión del panista Eduardo Rivera, cuando este viernes 15 deje Palacio Municipal la activista que fracasó en su debut como servidora pública.
A la presencia creciente de los vendedores ambulantes hay que añadir el espectáculo de los payasos que denigra, ofende y alienta estereotipos, que bien podría ameritar una queja en la Conapred, Medio Ambiente u Ordenamiento Público.
La estampa no es nueva, pero es el marco de los últimos del gobierno deficiente, mediocre y sobrevalorado.
La ausencia de agentes viales, elementos policiacos también contrasta con los de Ordenamiento Público, impávidos ante el fenómeno creciente del ambulantaje.