Las negociaciones para que el PRI en la Cámara de Diputados –si es que internamente los priístas logran el consenso- apoye la reforma eléctrica de Andrés Manuel López Obrador se realiza directamente desde Palacio Nacional.
Son el mismo presidente de la República y ahora también el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, los que cabildean con los dirigentes del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Esa práctica, en el pasado, fue poco común, sobre todo cuando los presidentes tenían bancadas con mayorías.
En muy pocas ocasiones, al menos desde la memoria, hay referencias de que el jefe de la nación (porque en nuestro país es jefe de Estado y de Gobierno) haya tenido que entrar directamente a parlar con los grupos opositores.
En el priato y hasta en el breve paso de dos sexenios del PAN en la Presidencia, había coordinadores parlamentarios fuertes del partido oficial que sacaban avante las reformas que se les encargaban, entonces, desde Los Pinos.
Pero no está ocurriendo eso en el Palacio Legislativo de San Lázaro, en esta LXV Legislatura, en donde el coordinador de la bancada mayoritaria del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) es el poblano Moisés Ignacio Mier Velazco.
Los 57 votos de la bancada tricolor que necesita el Presidente de la República para sellar la mayoría calificada que requiere la reforma constitucional, los están trabajando el secretario de Gobernación y el mismo mandatario.
Cuando ya se consigan esos sufragios, el siguiente paso, levantar los dedos, será lo de menos y pastorear a la mayoría de 277 votos que tienen juntos Morena, PT y PVEM será un tema muy menor.
Pero la reforma eléctrica es apenas un ejemplo del abandono en el que su partido y sus dirigentes formales han dejado a Andrés.
Más allá de algunas conferencias y declaraciones sueltas, no hay una campaña bien estructurada de defensa de la reforma lopezobradorista.
De ahí que haya resultado tan relevante el llamado que el gobernador Miguel Barbosa Huerta y el coordinador de los morenistas en el Senado, Ricardo Monreal Ávila, realizaron el miércoles pasado, con el pretexto de la presentación de un libro del segundo, para acompañar al tabasqueño en las batallas que se le vienen: 2022 y 2024.
En 2022, el presidente se someterá a la primera consulta popular sobre revocación de mandato, por lo que Monreal llamó a su respaldo en las urnas en marzo del próximo año.
En 2024, la Cuarta Transformación (4T), la “izquierda empoderada”, se juega la continuidad en el Gobierno de México, por lo que Barbosa convocó a que se hagan buenos gobiernos para prepararse a esa cita con las urnas.
Al acto realizado en Puebla acudieron unos 20 senadores y senadoras (la bancada de Morena es de 62), de varios partidos y principalmente de la bancada oficial; también estuvieron unos 30 diputados federales y locales, además de alcaldes electos en ese momento y salientes.
El quórum de la izquierda simbólicamente se completó en Puebla.
Mientras la dirigencia formal y la burocracia de Morena hacen conferencias soporíferas, aquí se dio una sacudida a esa anodina “izquierda oficial”.
@Alvaro_Rmz_V
Piso 17 escribe Álvaro Ramírez Velasco