La oposición le sienta bien a Blanca María del Socorro Alcalá Ruiz. No se debe desdeñar el papel que hizo en el debate por el Presupuesto de Egresos Federal en San Lázaro, que envolvió a los grupos parlamentarios por cuatro días.

La batalla la perdieron los grupos legislativos del PRI, PAN y PRD frente a la mayoría legislativa de Morena y sus aliados, un escenario previsible por la tozudez del presidente Andrés Manuel López Obrador, de llevar a la práctica su visión de gobierno que pasa por el uso del dinero púbico.

Sin embargo, la batalla permitió ver capacidades discursivas y talentos entre los legisladores poblanos que utilizaron la tribuna para argumentar en favor o en contra. Por el Partido Acción Nacional, Humberto Aguilar Coronado y Mario Riestra Piña.

Por el PRI, sin duda Alcalá Ruiz, que por momentos condujo los trabajos de su bancada con mucho mayor decoro y dignidad que el impresentable líder parlamentario, Rubén Moreira, el despistado priísta que vino a Puebla a recordar a los poblanos lo insostenible: que Rafael Moreno Valle era extrañado por los poblanos.

En el diario de los debates no aparecerían piezas oratorias de poblanos en la bancada de Morena porque “lo que naturaleza no da, Salamanca no presta”, y ello se debe subrayar en la falta de capacidad, autonomía de criterio legislativo, reducidos a levantar el dedo al ritmo del coordinador, poblano también.

Nunca, quizás hasta ahora que el partido de Blanca Alcalá fue echado del poder, la expresidenta municipal de la capital ha podido desplegar esos talentos que por años y décadas le fueron ninguneados por una clase política machista, excluyente y retrógrada que le impidió, en el mejor momento, ser candidata al gobierno de Puebla para dejar el paso franco a dos políticos quienes luego engrosaron la larga lista de perdedores en el rancio priato: Javier López Zavala y Enrique Doger Guerrero.

La determinación que muestra ahora ha ido en crecimiento desde que dejó la presidencia municipal de la capital, hace ya una década.

En su desempeño ha tenido responsabilidades administrativas, diplomáticas, como lideresa del Parlamento Latinoamericano, y en la esfera política.

Por lo que se puede advertir, no forma parte del movimiento feminista de ocasión que grita y consigna cada 8 de marzo, sino que va a la acción.

Así fue, como edil de la capital, cuando en una ocasión orilló al dueño de un populoso bar de El Carmen a modificar una campaña radiofónica cargada de misoginia y estereotipos, en detrimento de la mujer en general.

La estrategia de promoción del bar aquel, que luce una franja en la fachada, retiró de la pauta lo que parecía una expresión popular, “vieja al último”, por la evidente carga denigratoria.

No obstante, ese empeño por dignificar el papel del género al que pertenece, fue víctima de una atroz campaña machista como candidata al gobierno de Puebla en febrero de 2016, cuando enfrentó al grupo de Rafael Moreno Valle y a su delfín, Antonio Gali Fayad.

Este martes anduvo por Santiago Xalitzintla para acompañar a una autoridad local a un foro ciudadano. La presencia de Blanca Alcalá en el escenario enriquece y dignifica la tarea política. La oposición le viene bien.

 

@FerMaldonadoMX

parabolica.mx escribe Fernando Maldonado