Todos los caminos conducen a los Mier, según se desprende de los acontecimientos criminales más recientes, a despecho del clan familiar que pretende dominar en la escena política y de poder.
El más estrepitoso de todos, el de la detención de Alejandro Santizo, exmando policial con el oscuro personaje policiaco, Facundo Rosas, protegido de Ángel Trauwitz Echeguren, el exfuncionario de Rafael Moreno Valle que respira por el rencor y el sueño psicodélico perenne.
Santizo fue aprehendido este fin de semana en Tecamachalco, a donde fue llevado como responsable de Seguridad Pública por el edil Ignacio Mier Bañuelos, primogénito de Ignacio Mier Velazco, coordinador de la bancada de Morena en San Lázaro y cercanísimo a Mario Delgado, regente de Morena.
La detención de Santizo sucedió después de que escoltas abatieron a tres policías ministeriales, de la Fiscalía General del Estado, en una persecución digna de cualquier escenario de tierra caliente entre Guerrero y Michoacán, en donde dominan grupos como Guerreros Unidos y el Cártel de Jalisco Nueva Generación.
El patriarca de este grupo, desde San Lázaro, había sostenido una torpe defensa del diputado Saúl Huerta, acusado de abuso sexual de menores y a quien conoce bien desde que el legislador fue secretario general del ayuntamiento de Enrique Doger en el trienio 2005-2008, pues el presunto pederasta ya era un cacique en San Francisco Totimehuacán, en la capital.
Mier Velazco fue entrevistado en los pasillos de la Cámara de Diputados sobre la conducta de su correligionario en el PRI y luego en Morena. Dudó sobre si las presuntas tropelías sexuales del imputado habían sido en horario de trabajo, y rió, lo que provocó enojo e indignación nacional.
El sentido del humor que raya en el cinismo no es exclusivo del patriarca de este clan familiar. La hija, Daniela Mier Bañuelos, llevada a la Cámara de Diputados de Puebla como legisladora plurinominal, respondió: “no hago vida social de cafecitos”, ante uno de los primeros escándalos que enfrentaba.
El columnista reveló la reunión que el 9 de agosto, ya como legisladora del partido dominante, había sostenido en un establecimiento Italian Coffee, de la región, con Adriana Martínez Fuentes, hermana del presunto líder criminal del llamado triángulo rojo, El Toñín, prófugo de la justicia.
El Toñín Martínez Fuentes había adquirido un arma Barret calibre .50 a un expolicía federal, Jesús Portillo García, un proveedor que también tiene vínculos con los Mier a través de su esposa, la diputada suplente llevada ahí por la familia empoderada por Mario Delgado, Sandra Nelly Cadena Santos, vinculados ambos a proceso, tras su captura el 22 de septiembre pasado.
No obstante, la abundancia de evidencia gráfica y política, el patriarca Mier volvió a ser gracioso: dijo no conocer a la diputada detenida y que las fotografías publicadas en medios en los que se levantan la mano en la campaña era porque “me volví guapo”.
El episodio tiene un evidente fondo, pues lo expone lleno de desprecio y desdén frente a un escenario de violencia y delincuencia en la región. Antes de la detención del consorte de la legisladora imputada, era conocido por vender protección a grupos delictivos, dedicado a la extorsión y al narcomenudeo. En el cateo efectuado en el domicilio de ambos, dos figuras emblemáticas dominaban: Jesús Malverde, venerado como el “santo narco”, y la Santa Muerte.
Mier Velazco y su parentela son antítesis de la Cuarta Transformación, pero el gerente de Morena, Mario Delgado, tampoco es muy escrupuloso… Ya se vio.
@FerMaldonadoMX
parabolica.mx escribe Fernando Maldonado