Sólo Andrés Manuel López Obrador pudo haber hecho el milagro de la reconciliación política entre pares. De ahí la fotografía que pasó casi sin hacer ruido en la escena por el puente que terminó este martes 16.
Era el gobernador Miguel Barbosa y la secretaria general del Movimiento de Regeneración Nacional, Citlalli Hernández, quienes vivieron el más grande desencuentro en mayo de este año, 30 días antes de la elección de la que resultó perdedora Claudia Rivera Vivanco, la entonces alcaldesa con licencia.
La segunda de abordo de Mario Delgado, el presidente de ese partido, sin mucha calidad moral ni fuerza política entre los suyos, había apuntalado a la primera edil de la capital que salió de Morena para gobernar el municipio, sin tomar en cuenta las variables que dieron como resultado el fracaso rotundo de su partido no sólo en la ciudad, sino en la zona metropolitana de Puebla y que allanó el camino al Partido Acción Nacional.
Citlalli, como Bertha Luján, la presidenta del Consejo Nacional, se empeñaron en sostener en la candidatura a la hija de Eloísa Vivanco Esquide, presidenta de la Comisión de Honestidad de Morena, y terminaron por fracasar. La propuesta frente al electorado para retener la capital era insostenible por los negativos que acumuló y la convirtió en una muy mala candidata.
Incapacitado para pacificar los liderazgos en Puebla, Mario Delgado fue relegado, inmovilizado y vituperado, como ocurrió en otros estados del país que vivían una evidente división.
De los mandatarios que Morena tiene en México, Barbosa es el único que no ha tenido empacho en señalar públicamente los errores de la dirigencia de su partido, pero, además, las inconsistencias de los funcionarios del gabinete presidencial.
La relación que había quedado lastimada en extremo pareció pasar a la historia, cuando el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, reunió a gobernadoras y gobernadores en Bucareli, junto a la dirigencia de Morena, “para reafirmar nuestro compromiso de seguir avanzando hacía un nuevo federalismo en nuestro país”, escribió en su cuenta de Twitter el gobernador de Nayarit, Miguel Ángel Navarro. Ahí estuvo Claudia Sheimbaun, de la Ciudad de México, por ejemplo.
El encuentro tuvo como telón de fondo la aprobación del Presupuesto de Egresos Federal 2022 (#PEF2022) en la Cámara de Diputados, pero también con un propósito ulterior: la Consulta para la Revocación de Mandato, prevista para dentro de cinco meses, en abril de 2022.
Y ahí estaban, juntos para la foto. Todos sonriendo como en un ambiente de amigos en fin de semana, tomados del brazo, como señal inequívoca de apoyo mutuo.
Miguel Barbosa tomado del brazo por Citlalli Hernández. Ambos sonrientes, como el resto del grupo de grupo de la política de izquierda que domina en la escena nacional.
A unos pasos, atrás y relegado, casi fuera de cuadro, un Mario Delgado Carrillo en el intento de lo que parece una sonrisa sorda, fría, impersonal, como la vestimenta que eligió para la ocasión: una pálida guayabera, como pálida su presencia.
parabolica.mx escribe Fernando Maldonado