El pasado septiembre, el Centro de Vacunación de Tempelhof en Berlín (uno de los más grandes de la ciudad) no pudo recontratar al personal de salud y servicio social. La falta de ciudadanos para vacunarse incitó esta decisión. El personal no tenía más trabajo que hacer, parecía que se había vacunado a todos y que la nueva normalidad continuaría.
Pero eso estaba alejado de la realidad, y es que a pesar de que Alemania cuenta con biológicos suficientes para inmunizar a toda su población, tal sólo el 67 por ciento se encuentra vacunado. El proceso ha sido rápido y eficaz, pero los antivacunas y los extremistas han reforzado su decisión de no vacunarse. Y hoy el escenario es preocupante.
En el caso de Berlín, tal pareciera que desde septiembre se han vacunado a todos los que creen en la vacuna. Los demás han sido casi forzados a hacerlo tras una serie de reglas que impiden moverse libremente en varios lugares de entretenimiento, como el cine, los bares, antros y clubs.
Paralelamente, en otros lugares de Alemania se han lanzado campañas para alentar a la ciudadanía a vacunarse. Como la famosa “una vacuna por una salchicha”, que consistía en recibir un Bratwurst (comida típica alemana) después de ser vacunado.
Estos escenarios extraños, tal vez risibles y hasta indignantes, demuestran que en realidad en esta parte del mundo nunca se vio de cerca el peligro como en otros lugares, que aunque los datos sobre los contagios han sido altísimos, hay cierta seguridad y escepticismo. Todo esto es sumamente peligroso para un mundo que aún no ve el final de esta pandemia.
No hace mucho sentido pensar que los países en Europa donde se habla alemán son los que cuentan con menor porcentaje de vacunación. Y es que son también estos países los que se recuperaron más rápido de las pasadas olas, fueron un ejemplo mundial y sus estrategias fueron replicadas en otras naciones.
Sin embargo, hoy son estos países los que presentan un alto número de contagios. Cada día hay una nueva cifra mayor de muertes y contagios. Hemos vuelto al principio y ya se habla de la siguiente cuarentena. Aunque no para todos, pues al menos en Austria el confinamiento ha sido únicamente para las personas que no han recibido la vacuna.
Las nuevas medidas
Actualmente hay todo un proceso para poder entrar a lugares cerrados en Alemania. Por ejemplo, si quieres entrar a tomar una cerveza a algún lugar cerrado, es necesario mostrar el certificado de vacunación que es verificado por una aplicación, posteriormente se debe hacer un check in en otra App para que, en caso de que alguien esté contagiado, sepas inmediatamente que estuviste en un lugar de riesgo. En caso de no estar vacunado, es necesaria una prueba rápida.
Sin embargo, esto no ha sido suficiente y los números lo comprueban. Y es que en el transporte público, en fiestas ilegales y en el trabajo estas reglas no se siguen. Es por eso que esta semana, el gobierno alemán puso entre la mesa la posibilidad de pedir absolutamente a todos los ciudadanos el certificado de vacunación.
Se habla de las reglas 2G, 3G y 3Gplus, que consisten en mostrar el carnet de vacunación o comprobar que se ha recuperado de Covid. Esto se aplicará estrictamente en el transporte público y ya se hace en varias empresas. Lo que impediría que casi el 30 por ciento de la población trabajara.
Esto suena una buena solución, pero también adelanta una nueva guerra: la de los antivacunas, un porcentaje fuerte que se explaya por muchas partes de Europa y que con las nuevas reglas saldrán a las calles para impedir que se apliquen estas reglas.
@dianaegomez
Cartas desde Berlín escribe Diana Gómez