Una ciudad no se reinventa cada tres años. Menos un asentamiento de las dimensiones de la capital de Puebla, con unos 540 mil metros cuadrados y más de 3 millones de habitantes.
Este miércoles, Eduardo Rivera Pérez, el edil de la capital que cumple apenas un mes en el cargo, se lanzó contra los paraderos de bicicletas que su antecesora, Claudia Rivera, dispuso colocar en algunas calles del Centro Histórico.
“Hay algunas estructuras que ustedes como medios de comunicación, en la avenida Reforma, que dices ‘no tiene ningún sentido’; es una avenida principal, no hay tanto estacionamiento de bicicletas y se obstruye todo un carril para instalar dos estructuras para instalar ahí bicicletas”, dijo el presidente municipal, lo que consideró inaceptable.
La decisión de instalar bolardos, ciclovías y paraderos de bicicletas en diversas avenidas y calles de la capital alimentaron un agrio debate en el periodo de gobierno de la morenista Rivera Vivanco.
Una consecuencia de esa discusión, que involucró a todos los actores de la sociedad capitalina, provocó, de manera colateral, la caída de la secretaria de Movilidad, Alejandra Rubio Acle, por acusaciones de corrupción y contra demandas.
Era ingenuo pensar que en una ciudad en la que cada día circulan un promedio de 775 mil autos, 9 mil camiones de pasajeros, 100 mil motocicletas y casi 275 mil camiones y camionetas, una política pública como la colocación de ese tipo de infraestructura no fuera debatida con fuerza.
El ayuntamiento de la pasada administración invirtió unos 18 millones de pesos en la colocación de bolardos, algunos de los cuales han ayudado a restar hostilidad a una ciudad que creció sin voltear a ver a quien no usa medios de transporte motorizados.
Ciertamente, la gestión de la pasada administración cometió errores de cálculo elementales, porque a sus funcionarios, envueltos en la arrogancia que supone el efímero mandato y la ceguera del cubículo académico, les impidió ver la imperiosa necesidad de construir los consensos con sectores clave para socializar ese tipo de decisiones de gobierno.
Esa sola circunstancia motivó a que mucho del mobiliario colocado en ese periodo de gobierno fuera satanizado, al grado de tener una tendencia viral, como la #cicloviadelmalque tristemente colocó a Puebla capital en el referente de la picaresca en redes sociales.
Echar a la basura el dinero utilizado para instalar infraestructura en diversos puntos de la capital no será la más sensata de las decisiones, como lo ha anticipado el presidente municipal. En todo caso, corregir los excesos de las compras de pánico en los últimos meses del trienio anterior sería plausible.
Y eso debe suceder con la colocación excesiva de semáforos en una sola calle, topes de goma en tramos de vía sin suficiente carga vehicular y otras medidas desesperadas por acabar con el dinero en las arcas municipales, disfrazadas de política pública.
La preservación de algunos espacios para el uso y disfrute del peatón deben privilegiar la razón y el buen gobierno. Así deber ser, no la frivolidad ni la ligereza declarativa.
@FerMaldonadoMX
parabolica.mx escribe Fernando Maldonado