Es oficial. Este jueves 2 de diciembre, Angela Merkel se ha despedido como canciller de Alemania, y lo ha hecho apresurada. Inmediatamente después de que diera a conocer las nuevas restricciones para bajar el número de casos de COVID-19, Merkel ha hecho su última aparición con honores militares y ha sido recordada como la canciller que ha enfrentado todo tipo de crisis.

Y es que es justamente con una crisis que Merkel se va y que deja a su sucesor, Olaf Schloz, con un enorme trabajo por continuar. Se va en la cuarta ola que abre un tema más severo; el de las restricciones contra los antivacunas y una nueva variante del virus. ¿Podrá el candidato virtual del SPD con esta tarea?

Los pronósticos demuestran que Olaf es la figura que más se parece a Merkel y que las cosas en Alemania irán por el mismo rumbo, o incluso mejor, pues los partidos que ganaron terreno en las pasadas elecciones formarán un gobierno más plural que ya es llamado el “Gobierno semáforo”, por los colores de los partidos que lo formarán (rojo de los socialdemócratas, verde de los verdes y amarillo de los liberal demócratas).

Y hablando de semáforos, estos son muy famosos en Alemania, no solomente porque son respetados religiosamente por la mayoría de los alemanes, sino porque el primero que se instaló en Europa, fue justamente en Berlín en la Postdamer Platz.

Y fue en esa plaza donde el ahora candidato virtual, Olaf Schloz, dijo que “este semáforo sí funciona”, haciendo una alegoría cuando los berlineses vieron escépticos el primer objeto que reduciría el tráfico vehicular. Hoy es imposible vivir sin uno de ellos.

Lo que es cierto es que tanto Merkel como Schloz por ahora trabajan juntos para combatir una de las peores olas del Covid- 19, lo hacen a pasos agigantados, tomando medidas extremas que han disgustado a muchos pero que son necesarias para evitar más tragedias. Y también tomando en cuenta que Alemania no podría resistir más a un cierre definitivo de negocios en plenas fiestas decembrinas.

El secretario de salud en días pasados sentenció, que a finales de fiestas navideñas los alemanes estarían vacunados, sanados o habrían perdido la vida. Estas declaraciones crudas y directas, las hizo después de revelar el penoso porcentaje de vacunación que aún no logra llegar al 70%, y que en gran medida está aumentando el número de muertes e infectados.

Por ahora Alemania enfrenta otro terrible y cabizbajo invierno. Las bajas temperaturas aumentan las enfermedades y las restricciones dejan pocas probabilidades para el ocio, al menos para los no vacunados. Sin embargo, la pesada burocracia para entrar a un lugar cerrado o usar el transporte público han cansado incluso a los que ya cuentan con las tres vacunas.

Schloz y Merkel también anunciaron que a partir de febrero la vacunación será obligatoria y que para Navidad y Año Nuevo se restringirán las reuniones entre las personas que no cuenten con la vacuna. Esto es oficialmente una división que ha sido llamada por algunos como una enorme discriminación y por otros, como la única solución a un escenario oscuro y lejos de su fin.

Los siguientes meses podremos ver si el semáforo de Schloz funcionará, si las restricciones extremas bajarán el número de contagios y muertes. Y si Alemania extrañará a Merkel.

 

Twitter: dianaegomez

Cartas desde Berlin escribe Diana Gómez