En política lo que parece, es. Así dice un viejo axioma de la ortodoxia en México para hacer evidente lo obvio: que 2024, el año de la sucesión, ha comenzado.

Esa percepción que a muchos parece lugar común o cliché del momento, tiene una mayor profundidad y alcance porque involucra a liderazgos y perfiles que no deben ser desdeñados de ningún modo.

En el Partido Acción Nacional tienen claro que no existe otro perfil más sólido para ser abanderado al gobierno del estado que el presidente municipal, Eduardo Rivera Pérez.

Por varias razones, el político panista fue objeto de la diatriba política del grupo de Rafael Moreno Valle hasta convertirse en un auténtico perseguido del régimen de ese periodo.

La muy probable próxima dirigente de ese partido, Augusta Valentina Díaz de Rivera ha dicho de manera reiterada que el alcalde es un “cuadro valioso” para competir en ese proceso sucesorio.

El propio presidente municipal dijo al autor de la columna en una entrevista concedida estar interesado en 2024, pero no tanto como la responsabilidad inmediata, gobernar la ciudad que tampoco es un asunto menor.

No parece haber en ese partido un perfil político que parezca tener la exposición mediática que el propio Rivera Pérez tiene desde que comenzó su gestión a mediados de octubre.

Es por eso que empieza a haber inquietud entre sus correligionarios por la cercanía que el edil de la capital tiene con otros actores que no están en las filas de su partido, particularmente con el gobernador del estado, de quien se sabe, tiene una capacidad de persuasión política evidenciada cuando arrebató a la casi totalidad de senadores del PRD y acercarla a la causa del ahora presidente Andrés Manuel López Obrador.

Una revisión a la bitácora de actividades de Miguel Barbosa, el gobernador de Puebla y del edil, Eduardo Rivera Pérez establece una coincidencia que ya alimenta la conversación en mesas de café y comederos de la clase política y empresarial en las últimas horas.

El lunes 6 de diciembre comenzó la semana con el banderazo de salida de obras de remozamiento del mercado El Alto, el centro de comida y música poblanas por excelencia, justo frente al poder público.

Al frente de ese pintoresco Mercado estuvieron ambas figuras, rodeados de locatarios y mariachis en un ambiente de algarabía. No era para menos.

Más aún, el martes 7 ocurrió la ceremonia de pavimentación de mil calles en la que también figuraron el Ejecutivo estatal y el edil.

El programa de pavimentación es una réplica de un esquema que ya había implementado el edil cuando le tocó gobernar la ciudad entre 2011 y 2015 y que le había permitido hacer la diferencia respecto de la figura omnipresente de Rafael Moreno Valle.

Y llegó el miércoles en el que se puso en marcha un programa de colaboración entre los gobiernos estatal y municipal encaminado a digitalizar trámites gubernamentales para cerrar el paso a la corrupción.

Las actividades de los últimos días se inscriben en la agenda de trabajo institucional que deben observar y cumplir los gobiernos de diferentes niveles, pero ya se sabe que el futurismo es insumo básico para la clase política.

 

@FerMaldonadoMX

Parabolica.mx escribe Fernando Maldonado