Más allá del contexto laboral, de aprendizaje o de ocio en el día a día, se aproximan fechas del año de convivencia social, donde la presencia tecnológica que envuelve la cotidianeidad de casi todas las personas anima a apartarse de ella y pasar más tiempo de charlas y genuinos momentos de convivencia.

Asentada queda la reflexión que el uso tecnológico genera complicaciones en términos de seguridad, privacidad y más. En los menores, resulta peligroso la normalización del uso tecnológico en entornos menos controlados en épocas de actividad física, entretenimiento al aire libre, convivencia familiar simbólica, lecturas y otras tantas actividades que benefician en términos de competencias cognitivas, de destreza, y hasta sociales. Las consecuencias de demandar más tiempo de exposición y consumo de la tecnología resultan ser alarmantes.

Aunque, desde mi punto de vista, sin un propósito definido o una capacitación alfabetizadora, la tecnología resultó gran aliado de la continuidad del proceso de enseñanza-aprendizaje y el trabajo. Además de acelerar en algunos casos la innovación e implementación de instrumentos que mejoran la experiencia educativa, también se puede empezar a hablar —con mucho cuidado— acerca de la consolidación narrativa tecnológica tras la pandemia por Covid-19.

De todos modos, a continuación, les dejo unas consideraciones para no abusar de la tecnología en tiempos navideños.

Primero. Si hay menores de seis años en la familia omite todo uso tecnológico en sentido ocioso. No existe ningún beneficio y por el contrario impacta negativamente en el desarrollo del menor.

 

Segundo. Para evitar un uso excesivo del ocio digital es importante planificar y establecer un equilibrio de las actividades que ocupen su tiempo durante las fiestas decembrina. Por ejemplo: lecturas, actividad física, deporte o cualquier otra actividad que estimule las relaciones sociales.

 

Tercero. Establece momentos del día de cero tolerancia del uso de la tecnología y retira los móviles de la mesa. En Noche Buena, Navidad y Año Nuevo, regularmente dedicamos tiempo para compartir anécdotas, comida y celebración, lo que implica tiempo para conversar sin prisas. En este contexto, si invisibilizamos a la tecnología favorecemos el contexto social de atención en el tiempo de convivencia presente.

Aunque estos son hábitos que deberíamos implementar día a día, comienza a poner en marcha algunos e inicia procesos de reflexión.

Nunca es tarde para empezar con una genuina convivencia de Feliz Navidad y un próspero Año Nuevo.

 

 

Ecosistema Digital

Carlos Miguel Ramos Linares

@cm_ramoslinares