Estadio Azteca, sábado por la noche y a la gente poco le importa la sana distancia cuando se trata de la presentación de su América y el campeón Atlas. No hay quien frene a la reventa protegida. El “quiere boleto, le sobra boleto” y “al precio, güero” es la constante mientras los uniformados se hacen de la vista gorda.

La bandera, el taco, la porra, el entusiasta y hasta el que presume las dos estrellas rojinegras quieren ver al refuerzo águila. Dicen que ha llegado alguien, pero nadie lo ha visto, parecen solo rumores porque desde su firma el 23 de diciembre de 2021 nada ha pasado.

La llegada de Jonathan dos Santos a las Águilas no fue una bomba mediática, ni por tratarse de un canterano del Barcelona, ni por ser el hijo del mismísimo Zizinho, ni por ser americanista desde la cuna.

Los dorsales del América siguen buscando nuevos ídolos, y es que solo las leyendas siguen apareciendo, como Daniel Brailovsky, Alfredo Tena, Luis Roberto Alves ‘Zague’ y el maestro Carlos Reinoso. Por ahí tibiamente se asoma el nuevo ‘7’, el del menor de los Dos Santos, pero solo es eso, un intento.

Por primera vez pisa la cancha del Estadio Azteca como americanista. Se le nota relajado, se peina, echa chisme con Miguel Layún, toma agua, se concentra, una que otra risa y vuelve al chisme. Como no queriendo, voltea a ver al área técnica para presionar por su debut, pero como no estaba el mero mero, o sea Santiago Solari, mejor vuelve a las risas.

Segundo tiempo, Atlas arriba 0-1 y de Jonathan nada. Calienta, está ansioso y ya cuando se acaba el partido, va pa’ dentro. A los americanistas, en el estadio, se les ve la cara de “ya para qué entra”. Yo les respondo: para ver en primera fila el golazo de Ozziel Herrera, que redondeó una brillante noche Rojinegra y para entrar en la estadística de hermanos jugando con América. Solo para eso.

Debutó con las Águilas el tercero de la dinastía Dos Santos, el padre fue crack, el segundo como que no quiso y Jonathan apenas da sus primeros pasos. Al menos, al inicio, la gente le quiere. Ya veremos si se anima a mostrar su talento o termina como ave de paso, como su hermano Giovani. Al tiempo.

 

 

Por Alfredo González

@AlfredoGL15