En un periodo de 14 días cayó un titular de la Secretaría de Seguridad Pública, ocurrió una limpia en el Centro de Reinserción Social de San Miguel y los padres de familia recuperaron el cuerpo de un recién nacido exhumado de un panteón en la Ciudad de México para luego aparecer en un basurero en el penal poblano.

No es exactamente la lenidad la que ha distinguido el gobierno de Miguel Barbosa que ha prescindido de titulares de Gobernación, Transporte, Infraestructura, Administración, Turismo y Salud, sin incluir a quienes se han desempeñado en organismos públicos descentralizados como Ciudad Modelo, Carreteras de Cuota o Consejería Jurídica, entre otros.

Los servidores públicos que han sido echados de sus respectivos cargos, en casi la totalidad de los casos, ha ocurrido por impericias, corruptelas o por un pecado capital en tiempos de la Cuarta Transformación: la fatuidad.

La purga que la Fiscalía General del Estado efectuó en el penal de San Miguel 14 días después del hallazgo del cuerpo de Tadeo, el menor de tres meses de nacido y exhumado en la capital del país se inscribe en esa condición que define el Gobierno en turno.

Haber cumplimentado 19 órdenes de aprehensión, entre quienes se encuentran los responsables de conducir ese penal por los presuntos delitos de abuso de autoridad, incumplimiento de un deber e infracciones a las leyes y reglamentos sobre inhumaciones y exhumaciones, además de encubrimiento, permite establecer que se tiene ya una hipótesis firme de las razones por los que Tadeo fue extraído de la tumba, trasladado al penal en Puebla y luego abandonado en un contenedor de basura.

Nadie en su sano juicio podría pensar que tras este episodio, que ciertamente alarma no sólo a la derecha convenenciera representada por @Reinserta, podría haberse sostenido el hombre que llegó para corregir los vicios que propició en Seguridad Pública Raciel López Salazar, igualmente “renunciado” en abril de 2021.

Rogelio López Maya, el sustituto de López Salazar, quien hasta antes de la fecha de su salida del gabinete había presentado credenciales de policía incorruptible, llegó igualmente para apagar un incendio que amenazaba con contaminar todo el aparato de seguridad.

El ex secretario de Seguridad Pública que trajo todo un etcétera para combatir el crimen, llegó con una cauda de mañas de las que luego fue más difícil deshacerse.

Coincidentemente una agrupación delictiva había comenzado a cobrar notoriedad y cuando López Salazar fue obligado de renunciar, advirtieron que irían contra altos mandos en Puebla. El desquite también era su divisa.

El cese de López Maya en la Secretaría de Seguridad Pública y principal responsable del manejo en le Ceresos de Puebla, la limpia en San Miguel y la entrega del pequeño cuerpo de Tadeo a sus padres desactivará por el momento el riesgo que tomaba forma de crisis política.

Falta aún saber las motivaciones de la exhumación del cadáver, el traslado a Puebla y haberlo internado a un penal como el de San Miguel; pero además, la condición humana y salud mental de quien pudo haber trazado esa espeluznante trama en contra del niño Tadeo.

 

@FerMaldonadoMX

parabolica.mx escribe Fernando Maldonado