Alexis nació en el año 2004, el próximo mes de febrero cumplirá los 18 años de edad y por lo que dice, ya quiere ir a su primera votación presidencial.

El joven forma parte de esta una generación completa de mexicanos que fueron niños, jóvenes y adolescentes, antes de que se le declarara la guerra al narcotráfico.

Días después de tomar posesión, el 10 de diciembre 2006, el ahora expresidente Felipe Calderón ordenó el despliegue del Ejército en la Tierra Caliente, azotada en ese entonces por el cártel de la Familia Michoacana.

Desde esa fecha hasta nuestros días, en México han sido asesinadas alrededor de 350 mil personas y más de 72 mil continúan desaparecidas en una espiral de violencia que no ha cesado y si acaso ha logrado sostenerse.

La inmensa cantidad de mexicanos que crecieron en los últimos 15 años, ya no conocieron al México que miraba con miedo a la Colombia de los grandes capos de Medellín y Cali, sino que escribía una nueva historia, su propia historia de horror.

Con regiones azotadas por este drama, no resulta extraño que el submundo del narco, su lenguaje y su histeria, haya permeado hasta lo más profundo de la sociedad y de esta nueva generación.

Alexis, aún no sabe que hará de su vida los próximos años, pero se sienta a escuchar su música en la entrada de un edificio donde ayuda a lavar carros por las tardes.

Ahí reconoce que, desafortunadamente también la tragedia del narco ha acaparado la música de su tiempo. El mismo dice que a través de esta expresión sonora del arte todos los días se difunden las historias del México que heredaron, ante la necedad de legitimación del último presidente panista de nuestra época.

Junto a Alexis, todas las tardes los habitantes de este viejo edificio tienen la fortuna de descubrir la música de personajes de esta nueva realidad. El que descubrieron hoy se llama Natanael Cano y canta algo llamado el corrido tumbado, una expresión de muy reciente creación, que en los últimos 5 años ya es escuchada por millones.

Su música fusiona géneros de música regional mexicana tales como el corrido y sierreño-banda, muy gustados en el norte, con rap, trap y, hasta con hip-hop.

Con colaboraciones con músicos como Alejandro Fernández y Bad Bunny, el jovencito de 20 años de edad y oriundo de Hermosillo, Sonora, alcanzará en próximas semanas el festival Coachella, llevando como bandera los males de un país quebrantado que ha escuchado todos los días en el acontecer de la vida nacional.

Sí, es triste y delicado, pero hay que reconocer hasta donde penetró la violencia nuestra vida cotidiana y lo seguirá haciendo mientras la espiral no se detenga.

 

@Olmosarcos_

Máscaras escribe Jesús Olmos