Al otro lado del charco estamos a 3 grados, son 3:48 de la mañana y la alarma suena. Un poco de agua fría en la cara, lavado de dientes, un chocolate caliente y el celular listo para ver a la Franja, al líder la Liga MX. Mi mujer con el ojo entreabierto con cara de “¿es en serio que estás viendo el futbol?”, pues sí, aquí estamos.

Primer tiempo y el Puebla es superior al campeón Atlas. Un disparo de Ferrareis, otro de De Buen y un intento fallido de Fernando Aristeguieta. Vamos, una exhibición de la Franja que falta coronarse con un gol. Medio tiempo y el marcador se mantiene 0-0.

Segundo tiempo y empieza a reaccionar Atlas. Las fallas del primer tiempo comienzan a inquietar a la mente. Al minuto 60 la catástrofe puede llegar. Penal y Julio Furch está listo para darle la ventaja al Rojinegro, pero no contaba con Antony Silva, el seleccionado paraguayo que ya va mereciendo llevarse una portería del Cuauhtémoc a casa.

A pesar del penal fallado, Atlas sigue siendo mejor; llega con Herrera, Quiñones, Barbosa y Reyes. Diego de Buen habilita a Julián Quiñones y tras el forcejeo marca el 0-1. Uno de los partidos más dominantes del Puebla en el torneo estaba por convertirse en tragedia. Pero estaba Guillermo Martínez para recordar que esta Franja tiene identidad y carácter.

Minuto 94:37, saque de banda. Kevin Ramírez peina, Martínez recibe la pelota con la cabeza, le queda arriba y sin pensárselo se tira una chilena emulando al Hugo Sánchez del Madrid, o al Raúl Jiménez salvador del Tricolor. Los jugadores corren, se abrazan, Larcamón no cabe de felicidad y el estadio explota en júbilo.

Y de pronto, en la televisión, se resume el presente del Puebla. Dylan Flores, un pequeño que celebra el gol de la Franja, se abraza con su padre, llora de felicidad, levanta los puños, grita ¡Puebla, Puebla! ¿Nicolás Larcamón se dará cuenta de lo que está haciendo? En 14 meses ha enamorado a nuevas generaciones y ha reconquistado a otros tantos que se bajaron del barco camotero. Las lágrimas de un enfranjado hoy ya no son de tristeza, no son más de pelear el no descenso, de frustración por malos resultados. Hoy son lágrimas de orgullo, de pasión por irle a una Franja ganadora, a un equipo que nunca deja de creer.

La imagen de Dylan llorando nos dio, a los aficionados al futbol años de vida. Afortunadamente, Dylan jamás se creerá que el futbol es un simple juego y que el Puebla es el peor equipo de la Liga. Dylan representa lo que es hoy el Puebla, nos representa a todos los aficionados de la Franja, nos hace creer, nos hace emocionarnos, seguirlo tanto a las 9 de la noche como a las 4 de la mañana. Esto es el Puebla, esta es nuestra Franja, este es el equipo que ha formado Nicolás Larcamón.

Por Alfredo González

 

@AlfredoGL15

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