Nada valió para que el derechohabiente del Instituto Mexicano del Seguro Social pudiera conseguir le extrajeran una manguera (sonda) que desde hace semanas tiene dentro del cuerpo, que una cirugía practicada le dejó.

Adulto mayor, sin recursos, obligado al retiro por las enfermedades crónico-degenerativas, y deteriorado por el paso del tiempo, tuvo que regresar sobre sus pisadas con la pesadumbre de los malos días… Y humillado.

El personaje que zarandeó, sin miramiento alguno, a ese derechohabiente tiene nombre y apellido. Se trata de Miguel Fuentes Blancas, un cirujano general a quien la institución para la que trabaja debe la mala reputación.

Ni el discurso por la calidad y calidez, que ha sido recurrente en la política pública diseñada desde la dirección general a cargo de Zoé Robledo y la delegada María Aurora Treviño, fue suficiente el martes 22 a las 16:00 horas, momento preciso de la escena de humillación del hombre de bata blanca.

En minutos quedó deshecho el esfuerzo de cientos de médicos, enfermeras y personal administrativo que, consta al autor la Parabólica, hacen todos los días para llevar un poco de alivio a cientos de miles de mujeres y hombres lastimados por la salud quebrantada.

Carente de sentido de humanidad, sin miramiento alguno, el galeno dejó en claro que esa suerte de sacrificio especializado conocido como el Principio Hipocrático, y que debió jurar al salir de la carrera para procurar salud, decidió echarlo al cesto de la basura.

“Si yo le saco la sonda (la manguera incrustada en el lado derecho del cuerpo) y algo se queda adentro, pues ni modo, ya se quedó”, respondió dueño de una patanería propia de un servidor púbico absolutamente deshumanizado, sin comparación alguna.

Frente al paciente quebrantado, acompañado de su esposa –cuyos nombres se mantienen en reserva para evitar represalias- fue aún más hiriente: “¿de qué se preocupa?, mucha gente vive con eso ahí (la manguera incrustada en el cuerpo) ¡y no se anda quejando!”.

Fuentes Blancas es autor de artículos de opinión en medios poblanos para ofrecer orientación médica, de salud. Es titular de la Unidad de Medicina Ambulatoria del Instituto Mexicano del Seguro Social, tiene especialidad en cirugía general y hasta tiene estudio en Barcelona.

Nada de las prendas académicas sugieren que el médico haya sentido compasión por dos personas dolidas por la edad, la precariedad económica y la falta de empatía que en otras áreas del IMSS puede ser advertida.

Es probable que el cirujano general, articulista de opinión y con máster en Barcelona, se haya sentido superior, envalentonado por la evidente superioridad: posición administrativa, influencias dentro del sector, dueño de información académica frente a dos personas de origen humilde, desprovistas de casi todo.

Pasa por alto el galeno una lección que no se aprende en la academia, ni en el cubículo: la gente que recurre a ese tipo de prácticas adolece regularmente de valor para sostener su conducta despótica frente al reclamo digno.

 

@FerMaldonadoMX

parabolica.mx escribe Fernando Maldonado