El secretario de Trabajo, Gabriel Biestro Medinilla, estará este martes del otro lado de la mesa, cuando comparezca ante las y los diputados en el Congreso del Estado como parte de la glosa del tercer informe de su jefe Miguel Barbosa.
No hay que echar en saco roto que fue el único integrante de Morena que se mantuvo al lado del Barbosa Huerta en los momentos más difíciles, cuando el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación concedió el triunfo a la difunta Martha Erika Alonso Hidalgo y, en consecuencia, al grupo político del también fallecido Rafael Moreno Valle.
Mientras otros integrantes de Morena se sentaban a negociar la transición en 2018, el ahora secretario Biestro se mantenía férreo en la oposición desde su lugar como coordinador de la bancada lopezobradorista en el Congreso del Estado.
La continuación de esa relación política se extendió durante ese periodo de convulsión y profundizó aún más cuando en esa Legislatura, por consenso, se eligió a un gobernador interino, a despecho de un sector duro del Partido Acción Nacional que debió conformarse con los platos de lentejas de esa comilona.
El trabajo y cercanía con el Ejecutivo trajo réditos… y envidias en una clase política insidiosa y huidiza hasta la fabricación de expedientes que buscaron pegar en la línea de flotación que siguió en su postura original.
Ahí estuvieron legisladores que desde la misma trinchera de la 4T buscaron desbarrancar a quien se había convertido en el objeto de sus desvelos por el trabajo hecho y su cercanía con Miguel Barbosa, el candidato que en 2018 habían dado por derrotado, pero no vencido.
Una mezcla de envidia, chovinismo y desquite se adueñó de la conducta de quienes ahora son auténticos parias de la política, como José Juan Espinosa, un autodefinido “obradorista” y a quien ya no pudo rescatar ni Ricardo Monreal, el coordinador de los senadores de Morena, por ejemplo. Prófugo, el compadre del zacatecano fue desactivado.
No están más los legisladores que jugaron a la traición, pero hay nuevos actores que juegan desde sus propios intereses.
La cercanía que tiene Biestro con Barbosa, y su condena reiterada a quienes ostensiblemente han ido a contracorriente de los postulados de la 4T, lo convierten en un blanco cuando mañana se ubique en el banquillo legislativo para ofrecer datos, cifras y aclarar dudas de lo realizado en la Secretaría de Trabajo.
Volverá a ser puesto a prueba como servidor público en un gobierno que no le da vueltas para llamar a las cosas por su nombre, aún en detrimento de la ortodoxia política que había prevalecido cuando las buenas formas y los sutiles perfumes disfrazaban pactos y actos que hedían por inconfesables.
El secretario de Trabajo deberá aguantar la andanada de la reacción, incluso desde la misma bancada de Morena, infiltrado por el oportunismo y la conveniencia personal.
@FerMaldonadoMX
Parabólica.mx escribe Fernando Maldonado