Olaf Scholz no esperaba comenzar su administración como canciller de Alemania con una guerra en puerta. Veía el panorama un poco lejos. Pero lo que sí sabía es que si esto explotaba, Alemania estaría indudablemente involucrado. Y entonces tendría que tomar decisiones inmediatas sobre un tema nada nuevo, pero del que poco se quiere hablar: las armas alemanas.
La realidad nos ha alcanzado. En las últimas horas, la Unión Europea ve atónita la ocupación rusa. Los posicionamientos de presidentes y cancilleres han coincidido en apoyar a Ucrania. Banderas en los monumentos más importantes de Europa, protestas frente a embajadas rusas y un sinfín de manifestaciones se han hecho presentes en las últimas horas.
Como el aliado que siempre ha sido, Alemania ha respondido rápido y ha insistido en que hará todo lo necesario por defender a Ucrania. Absolutamente todo, menos las armas. Eso ha estado claro desde hace ocho años, cuando se pidió por primera vez al país no sólo dotar de armamento, sino también de vehículos blindados para evacuar a soldados y heridos.
Esta vez fue el embajador de ese país, Andrik Melnyk, el que insistió en que “lo que necesita Ucrania no son banderas en la Puerta de Brandeburgo, sino armas, dinero y sanciones más duras para Rusia”. Y aunque otros países como EE.UU. y Reino Unido las facilitaron, el gobierno alemán sigue callado y evitando a toda costa el tema.
Las razones por las cuales Alemania se resiste a facilitar armamento son, en primer lugar, por su pasado bélico, pero también por la regla de no enviar armas a zonas críticas. Aunque en realidad esta ley se ha roto más de una vez al hacerlo con países del Medio Oriente, e incluso de manera ilegal a México.
El tema es más controversial de lo que parece, pues este país se encuentra entre los cinco principales exportadores de armas en el mundo. Y ha sido duramente criticado por usar sus reglas cuando les conviene. Pero lo cierto es que si Alemania dotara de armamento a Ucrania, se colocaría en una posición muy peligrosa.
Y es que la ayuda económica que el país europeo ha otorgado desde la revolución de Maidan, pone a Alemania como el país de la Unión Europea más involucrado con Ucrania. Se habla de que tan sólo desde 2014, Kiev ha recibido más de 771 millones de euros de parte de este país. Eso sin contar la ayuda monetaria desde la crisis del Covid-19.
Así que facilitar el armamento alemán podría cambiar el rumbo de esta guerra que apenas comienza. Ya que Putin no ha titubeado en declarar que cualquiera que esté de lado de Ucrania, tendrá severas consecuencias.
Otro acuerdo es el de la diplomacia. Angela Merkel había mantenido una relación muy cautelosa con Vladimir Putin durante su mandato. Pero ahora que Rusia ha roto reglas elementales del orden internacional y ha comenzado con su invasión, Alemania vuelve a abrir este debate y se ve presionado por varios países alrededor.
Scholz ha tenido aciertos en sus últimas (y también primeras) declaraciones. Ha condenado las decisiones de Vladimir Putin y ha separado al pueblo ruso de esa determinación. “No hay justificación para esto. Esta es la guerra de Putin. Está poniendo en peligro la vida de innumerables inocentes en Ucrania y pone en tela de juicio la paz en nuestro continente”, sentenció.
Las horas siguen pasando y la ayuda militar es claramente una prioridad en Kiev, así que el silencio de Alemania respecto a las armas tendrá que romperse más temprano que tarde.
@dianaegomez
Cartas desde Berlín escribe Diana Gómez