En el día 1 septiembre del año 2020, Grupo Diamante adquirió la franquicia para Puebla de 24 Horas: el Diario sin Límites.
Desde entonces, la Dirección Editorial ha trabajado para sus lectores y audiencias con la generación de contenidos informativos que atiendan a la alta expectativa que sigue nuestro producto editorial con estándares de calidad y estrictas normas que rigen el buen periodismo: rigor, puntualidad y ética.
Se equivocan quienes, al amparo de un conjunto de prácticas deshonestas que rayan en conductas delictivas, sugieren que desde las páginas de nuestro diario se busca gestionar, forzar o extorsionar a entidades públicas o privadas para obtener beneficios que no sean la lectura atenta y preferencia inteligente de quienes siguen 24 Horas, el Diario sin Límites.
Grupo Diamante asumió la Dirección General para Puebla en la edición 1171 y ya vamos en la 1554. En 383 números y con una revisión elemental, se podrá concluir que el criterio editorial y la conducta de quienes integramos este equipo de periodistas están lejos de favorecer, ayudar o sugerir apoyo, contratos de prestación de servicios o dádivas a cambio de lisonjas o críticas desde el diario que todos los días llega a las manos de sus lectores.
A diferencia de quien avienta estiércol esperando la misma respuesta, se debe subrayar que esta casa editorial no ofrece tlacoyos ni administra reputaciones. Tampoco busca o propicia encuentros en ámbitos oscuros o indecentes para tramar negocios ajenos al fin que buscamos de manera decidida: el auténtico periodismo.
Desde que el nuevo equipo llegó al periódico no se ha hecho sino dignificar la línea editorial. Aquí jamás habrá chantajes, no nos ocupamos de la tarea innoble de gestionar reputaciones y tampoco andamos a la búsqueda de financiamiento de autos Audi, como ocurrió en 2006; y tampoco se ofrece en prenda el prestigio obtenido, a diferencia de quien es reconocido públicamente como el personero que mayor desprestigio reúne desde que fue pillado, flagrantemente, en el intento de extorsión.
Lo nuestro no es alimentar apetitos de firmas empresariales que han obtenido dividendos a cambio de favores, o el soslayo de líneas editoriales de medios de comunicación que operan como organizaciones delictivas, colocándose muy lejos del noble oficio del periodismo. Aquí respetamos a nuestros lectores.