“No siempre vas a ser el favorito, al que más quieran o el que mejor lo haga, no puedes ser perfecto” señala el receptor de los Gallos Negros de Querétaro, Rafael Gómez, haciendo hincapié en que “después de caer, debes levantarte más alto y contra todo pronóstico, vas a salir adelante.

Es una pelea constante contra el dolor, lesiones, frustración, errores, coaches, otros jugadores, la competencia”, señala el ala abierta que ya ha sido campeón de la LFA.

El oriundo de Tlalnepantla empezó su trayectoria cuando apenas tenía 10 años. “Jugé en Dragones Rojos de Cuautitlán, después en Perros Negros.

En cuanto al campeonato que ya logró en la nueva máxima categoría con los ahora extintos Condors, asegura que “éramos un equipo muy fuerte. En el Tazón, esa última jugada de los Raptors donde no consiguen el primero y gol, todos rezamos pidiendo a Dios nos ayudara.

Le supliqué que no pasara lo mismo que la Final que perdí contra Tigres”.

Pero en cuanto se logró el título, “fue una locura, toda mi familia casi salta al campo para festejar, lo teníamos muy merecido, de ser el equipo del fondo en la tabla hasta el mejor de México”.

Luego, sucedió la transformación de la franquicia hacia los Gallos Negros de Querétaro.

“Realmente no hubo un mayor problema, se entendió perfectamente las razones del cambio y quedó claro que era para mejorar”, aseguró.

Finalmente, señala que a corto plazo tiene algunos proyectos laborales fuera de lo deportivo, como una boda y algunos traslados fuera de la ciudad. A largo tiempo, su propia casa con su propia familia.

 

LEG

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