Imposible sustraer el resultado de la sesión de la Cámara de Diputados, convocada este domingo para determinar la suerte de la iniciativa para reformar constitucional de la Ley Eléctrica, al periodo sucesorio de 2024 en el plano federal y la renovación de poderes en el estado de Puebla.

En todo sistema organizativo que busca consolidar, ampliar o preservar un estatus en el ámbito público, se ha de privilegiar o sancionar logros… o fracasos.

Una lección evidente de que esa máxima aplica en la era de la 4T es lo sucedido con un leal a toda prueba, César Yáñez, cuyo desliz en la boda con Dulce Silva plasmada en la portada de la revista Hola¡, terminó por echarlo del círculo de confianza de López Obrador.

Evidentes yerros y aciertos inexistentes en la negociación parlamentaria produjo la estampa que observó apenas a medio día del domingo 17 y que luego se agravó conforme avanzó la sesión prevista en el pleno cameral.

Ausencias estratégicas en la coalición del partido gobernante con una fuerza menguante en la Cámara; en contra parte, el cierre de filas de la totalidad de los integrantes de los grupos parlamentarios de oposición hizo la diferencia desde el principio.

Números deficitarios en la aritmética elemental que demostró grietas en la estrategia de la Presidencia de la República y sus representantes en San Lázaro con un alto costo en la factura justo en la segunda mitad del mandato sexenal.

En el corte de caja inmediato, el Presidente de la República ha terminado de pagar caro haber dejado en manos de los mercaderes de la política el reclutamiento de un conjunto de perfiles sin calidad política ni oficio para solventar las exigencias que se ha planteado la Cuarta Transformación.

El más visible de ese escenario derivó de una rueda de prensa convocada en medio de receso en el pleno de San Lázaro en la que una decena de legisladoras y legisladores de Morena ofrecieron una rueda de prensa.

Lejos de una exposición a medios, la actuación pareció más mitin para sus seguidores, plagada de lugares comunes, propaganda panfletera y pobreza argumentativa que apenas permitió disimular frustración por el fracaso inminente y la imposibilidad de defender una iniciativa enviada por su líder histórico.

La primera derrota de los alfiles de Mario Delgado, el dirigente nacional de Morena, en San Lázaro, para echar fuera la voracidad empresarial de la generación de energía eléctrica con una reforma profunda como la que se planteó en la iniciativa original, la es también para López Obrador que no había perdido desde hace tres años, cuando se alzó con el triunfo con 30 millones de votos aquel verano de 2018.

El bono democrático con el que aún cuenta Andrés Manuel López Obrador es intransferible, se ha dicho con insistencia en diversos espacios de opinión. No es errado el análisis que ahora confirma que sus estrategas en el plano legislativo fueron incapaces de transmitir entre la oposición y seguidores la intención de la llamada #LeyBartlett.

Pero además, y por primera vez, abona a la idea en un amplio sector de la sociedad que ganarle al Presidente es posible si la voluntad general es asequible, mucho más allá de la conversación que se produce en las redes sociales y plataformas digitales, inaccesibles aún para la mayoría derivado de la desigualdad digital.

Mucha maroma se verá a partir de la semana de pascua para justificar lo sucedido, que ha sido la más difícil para los afanes del Presidente de México. No se pierda de vista un hecho tangible: los votos en San Lázaro fueron insuficientes.

 

@FerMaldonadoMX

Parabolica.mx escribe Fernando Maldonado