“Ya hay predictamen de la Reforma Eléctrica y es casi igual a la iniciativa del Presidente”, es el mensaje desde Palacio Nacional, en donde se vive una ligera tensión, sin que lleguen a encenderse los focos rojos, luego de que este lunes el PRI anunció, con bravuconería e innecesaria beligerancia, que no apoyará con sus votos en San Lázaro la propuesta de Andrés Manuel López Obrador.
El Plan A, que contaba con la suma de al menos 57 votos del Grupo Legislativo del tricolor para hacer con las bancadas lopezobradoristas la mayoría calificada (dos terceras partes) para el aval de las reformas a los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución, ya se jodió, pero se supo siempre que ese era un escenario una alta probabilidad.
Va ahora el lopezobradorismo y su principal operador, el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, por el Plan B, que es más complejo y requiere pulcritud aritmética precisa y eficiente estrategia, como un juego de ajedrez, pero más como uno de beisbol, de alta escuela.
Javier González Garza, político sabio, líder estudiantil de finales de los años 60, por cierto, matemático y, como buen norteño -es de Monterrey– un enamorado del deporte de la pelota, suele comparar el trabajo parlamentario, sobre todo en el pleno, con el Rey de los Deportes.
El Güero, como se le conoce, fue coordinador de PRD en la Cámara de Diputados en la LX Legislatura (2006-2009) y, con sobrado éxito, pudo frenar la dañina Reforma Petrolera que pretendía el calderonismo.
El tabasqueño Adán, suponemos que también beisbolero, tendrá que sortear un juego difícil, en el que para obtener el triunfo en el Pleno de San Lázaro deberá dejar a la oposición tendida en el campo y ponchar a sus mejores bateadores con bases llenas.
Traduzco: el PRI no aportará los votos (o no todos) que requieren Morena, PT y PVEM, pero en cambio puede aportar las ausencias necesarias para que, con su mayoría simple natural, pero convertida artificialmente en mayoría calificada, el lopezobradorismo pueda sacar la reforma.
Los análisis y pronósticos se han realizado sobre esta votación -que podría ocurrir en las próximas semanas– los hemos hecho con base en la mayoría calificada, las dos terceras partes, dando por hecho que asistan los 500 diputados y diputadas el día en que se lleve al pleno el dictamen (el que por cierto tendrá cambios mínimos).
De ahí que el mínimo requerido adicional a los votos de las bancadas lopezobradoristas se ha fijado en 57 sufragios, que se esperaba que aportara el PRI.
Pero realmente la Constitución no habla de dos terceras partes de los 500, sino dos terceras partes de los legisladores que se encuentran presentes.
De modo tal que una vez consiguiendo el quórum (251 presentes) en la sesión, para que sea válida, basta con las dos terceras partes de los que hayan asistido.
El PRI, cuyo presidente nacional, Rafael Alejandro Moreno Cárdenas, llamó “traidores a la patria” y les dijo “no somos iguales” a quienes apoyan la reforma, podría, en cambio, terminar validándola, pero con la ausencia de algunos de sus legisladores.
No será la primera ocasión en la historia que, a la hora de la verdad, uno que otro diputado o diputada se va al baño o se enferma.
Todo se define en el pleno, convertido en el campo para el duelo de estrategias.
@Alvaro_Rmz_V
Piso 17 escribe Álvaro Ramírez Velasco